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Columnista Gustavo Perez Gonzalez
Un pueblo serio y respetable, jamás respaldará tanta maldad en las urnas (1)
Gustavo Pérez González
El sainete político pereirano, protagonizado tristemente por los precandidatos Álvaro Ramírez González y María Irma Noreña, no pudo tener un final más triste e irrespetuoso, que el que tuvo.
Todos vimos al señor Álvaro Ramírez González apoderarse del triunfo obtenido por el Centro Democrático en el pasado debate electoral en Pereira y en Risaralda, autoproclamándose jefe de una victoria, cuyos alcances lejos están de éste poder lograr; todos lo vimos anunciarse con insistencia como el candidato oficial de dicho partido a la Alcaldía de Pereira, comprometiendo el nombre del expresidente Uribe como su mentor, impidiendo a toda costa que nadie diferente a él se postulara, burlando la Convocatoria Nacional y al electorado uribista.
Todos lo vimos acompañarse del señor Juan Hurtado Cano para sabotear los cuadros directivos del partido y librar una batalla a muerte, con el distinguido ciudadano Eduardo Castrillón; al que sí le asisten méritos suficientes para conducir la causa, por ser un uribista consagrado y no un acomodado.
Todos lo vemos hoy recoger los frutos de la tormenta que plantó, abandonando su campaña a la Alcaldía de Pereira en favor de Luis Enrique Arango, cuya causa nada nos dice, ni ofrece lo que el uribismo se comprometió en las urnas al ganar; es decir: su irrespeto con los electores es descomunal y el daño causado a la sociedad pereirana y al partido Centro Democrático, lejos está de poderlo reparar. Iluso e ingenuo por demás, deposita las banderas victoriosas del Centro Democrático en un personaje ajeno a la colectividad y lo peor: sin ninguna respetabilidad electoral.
Pero el oso político merecedor de todo Récord Guinness, lo protagonizó la señora María Irma Noreña, esposa del Representante Conservador Mauricio Salazar: inundó la ciudad de costosas vallas publicitarias, activó cuanto medio de difusión existe, poniendo en marcha una campaña de recolección de firmas pagada y costosa. Una vez alcanzó las 100.000 firmas, las negoció de manera infame con el candidato Liberal Juan Pablo Gallo. Dejó colgado de la brocha a todo el mundo; el burlesco fue de marca mayor y el desconcierto, ante ambos personajes es total. Mi pregunta es: ¿será que sus seguidores cumplirán en las urnas tan escandalosa defraudación? Un pueblo puede perderlo todo menos la dignidad. Un pueblo serio y respetable jamás podrá respaldar en las urnas tanta maldad. (1)
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