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Comentario del Director:
Cuantos de nosotros quisieramos tener un Gran Amigo como lo fue ADOLFO HITLER, que al ser Asesinado su mejor amigo, ordeno debastar todo un pueblo como represalia y ofrenda al Espiritu de su amigo:Reinhard Heydrich, quien tuvo un sonado funeral de Estado (stevenlehrer)
La mayoria de nuestros " amigos" nos venden por un plato de lentejas, nos abrazan y por la espalda nos estan traicionando, de frente nos dicen que si... y cuando salimos nos hacen quedar en ridiculo...
reinhard heydrich, era tan eficiente y evolucionado que hacia el trabajo de muchos y tras su Asesinato, tuvo que ser reemplazado, por tres Grandes Militares...
Cuantos de nosotros quisieramos tener un Gran Amigo como lo fue ADOLFO HITLER, que al ser Asesinado su mejor amigo, ordeno debastar todo un pueblo como represalia y ofrenda al Espiritu de su amigo:Reinhard Heydrich, quien tuvo un sonado funeral de Estado (stevenlehrer)
La mayoria de nuestros " amigos" nos venden por un plato de lentejas, nos abrazan y por la espalda nos estan traicionando, de frente nos dicen que si... y cuando salimos nos hacen quedar en ridiculo...
reinhard heydrich, era tan eficiente y evolucionado que hacia el trabajo de muchos y tras su Asesinato, tuvo que ser reemplazado, por tres Grandes Militares...
El pueblo que fue masacrado como consecuencia de una rabieta de Hitler
Por Alfred Lopez | Cuaderno de Historias – vie, 17 may 2013
El relato que os traigo hoy a este blog ha pasado a la posteridad bajo el título de ‘la masacre de Lidice’ y es una de esas historias que no dejan de indignar y avergonzar por muchas décadas que hayan transcurrido desde que tuvo lugar.
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Los hechos acontecieron en lo que se conocía como ‘Protectorado de Bohemia y Moravia’, por aquel entonces Checoslovaquia y actualmente República Checa. Tras la entrada y toma de control por parte del ejército nazi en toda aquella zona, la resistencia checa se organizó para realizar pequeñas acciones que desestabilizasen a los alemanes.
El primer objetivo de Gabčík y Kubiš sería acabar con la vida de Reinhard Heydrich, lugarteniente de Hitler en la región y que era conocido con sobrenombres como «la bestia rubia» o «el carnicero de Praga».
Era fundamental para los intereses de los Aliados en la zona poder dar un golpe de efecto, atacando una de las piezas fundamentales en el organigrama del Führer, por lo que sabían que atentar contra Heydrich podría ser vital para el posterior devenir de la guerra.
Con lo que no contaban fue con la desproporcionada reacción de Hitler y las nefastas consecuencias que comportaría para miles de personas inocentes.
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Tras una semana de agonía en un hospital, el 4 de junio fallece Heydrich de septicemia y Adolf Hitler ordena organizarle un gran funeral de Estado que se celebraría el día 9.
Consternado, lleno de rabia y con sed de venganza, el Führer ordenó a los miembros de la SS destacados en Bohemia y Moravia encontrar a los responsables materiales del atentado y arrasar por completo todo el país.
No quería que quedase en pie ni una sola edificación, todos los adultos mayores de 16 años deberían ser fusilados y los niños menores que no tuviesen rasgos ‘arios’ serían enviados a la cámara de gas.
El 10 de junio se procedió con la primera de las masacres ordenadas por Hitler y el primer lugar elegido fue la tranquila y pequeña población de Lidice. Unas falsas pistas llevaron a los nazis hasta allí creyendo que era el lugar en el que se escondían Gabčík y Kubiš, pero en realidad éstos se habían refugiado en una iglesia ortodoxa de Praga, en donde se creían a salvo y eran desconocedores de las terribles órdenes del Führer.
Kurt Daluege, el nuevo Gobernador de la región tenía instrucciones explícitas de arrasar con todo, pero el sentido común (si es que se puede llamar así) lo llevó a no ejecutar la masacre en todo el país y convencer a Hitler de la inconveniencia de llevarlo a cabo. A cambio le prometió dar con los responsables del atentado y acabar con sus vidas y las de todos aquellos que hubiesen colaborado.
En los días posteriores se realizaron batidas por toda la región con el fin de dar con los responsables y fue el 18 de junio cuando se localizó a Jozef Gabčík y Jan Kubiš en la iglesia ortodoxa.
Por fortuna para él, Kubiš falleció desangrado en el hospital pocas horas después.
La infame masacre de Lidice quedó en el recuerdo colectivo como todo un símbolo de lo injusta que puede llegar a ser una guerra y, sobre todo, la rabieta de un dirigente desequilibrado por la muerte de uno de sus hombres de confianza.
Muchas son las poblaciones de todo el planeta que, a modo de homenaje, tras finalizar la IIGM adoptaron el nombre de Lidice.
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