LA HIPERTEMIA DE LA CAMPAÑA .-.

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La hipertemia de la campaña

Alberto Herrera Ocampo M.D.

Lo que debiera ser una campaña electoral pacífica y civilizada ha tomado últimamente características alarmantes de pugnacidad que fácilmente pueden tener un desenlace trágico inconcebible.

Por los mentideros políticos, en los corrillos callejeros, en los bares, en las cocinas y en los solares pereiranos, hay un sordo rumor de consejas y de chismes in crescendo.

Aparecen entonces los libelos, los panfletos infamantes y aún existe una prensa que atiza el fuego e infla las crónicas para echarle más leña seca a la hoguera.

Ahora están de moda los zascandiles, los correveidiles, los chisgaravìes y los mentecatos que pasan los rumores de boca en boca. Y las manidas encuestas también ayudan al despiporre.

El duelo verbal por la radio entre algunos candidatos es bastante altisonante y, lo más grave, las gentes están pasando de la verborrea al atentado personal.

Hace algunos días hubo un episodio doloroso en una reunión de Juan Manuel Arango en el Hotel Pinares; y ahora se habla de un atentado frustrado contra el candidato Enrique Vásquez. Ambos aspirantes a la alcaldía merecen respeto y la dirigencia debe calmar los espíritus con el agua refrescante de la cordialidad y la conciliación.

Creo que los flamantes defensores de paz, los jueces de paz y las gentes de cabeza fría deben entrar a apagar el fuego de la insidia y la prensa hablada y escrita debe bajarle el tono a la campaña para que la hipertemia no cause efectos dolorosos de segundo o tercer grado.

Menos mal que la hipertemia citada no se debe al ingreso de dineros non sanctos, que agravaría la situación, si no al temperamento exaltado de las gentes hiperestésicas. Nos quedan cuarenta días de campaña y la ciudadanía de bien espera que los espíritus se calmen y el debate se dé con ideas y propuestas serias para que el pueblo elija democráticamente los mejores candidatos.

Ojalá que el termómetro registre bajas considerables en su escala mercurial y podamos celebrar el día de las brujas con los candidatos bendecidos por el sufragio universal, para bien de la ciudad y del departamento.

Quiera Dios que la cultura política siga avanzando en la región y las gentes sensatas aumenten para elegir gente buena e ir sacando de sus trincheras curuleras a los manzanillos de todos los pelambres que a base de hirsuto clientelismo y de populismo oneroso siguen aferrados al poder como rèmoras que obstaculizan el desarrollo de la comarca.

La consigna es votar en paz por los mejores. Y por las mejores que ahora ocupan ufanas el treinta por ciento de las listas ¡AU!