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Entregan restos de 25 personas asesinadas por grupos ilegales
Edilberto Ríos miraba un pequeño ataúd en el que estaban los restos óseos de su hermano Duberney. Comentó que después de once años de tener por fin su cuerpo no sabía si lo que sentía era tristeza o satisfacción. “Es doloroso darse cuenta que está muerto, pero por otro lado sabemos que ahora podemos enterrarlo”.
El cadáver de Duberney estaba en una mesa junto con el de otros 24 féretros que contenían los cuerpos de otras personas que fueron asesinadas por grupos armados ilegales en la última década en Cauca, Valle del Cauca, Putumayo, Atlántico, Meta y Vaupés.
La entrega de los cuerpos a los familiares fue realizada por miembros de la Unidad Nacional de Fiscalías para la Justicia y la Paz en la mañana de ayer en el hotel San Fernando Real, sur de Cali.
Las víctimas, en su mayoría del Valle y Cauca, recibieron los cuerpos de sus allegados en una ceremonia religiosa y luego se dirigieron a sus municipios de residencia para sepultar los cuerpos.
Edilberto, que reside en Cali, indicó que el cuerpo de su hermano iba a ser enterrado en el Cementerio Metropolitano del Norte, “en el mismo sitio donde fue enterrado mi padre hace quince años”.
Duberney, de 25 años, trabajaba en Cali como vigilante de un parqueadero y de vez en cuando hacía trabajos en la construcción. Después de la muerte de su padre debía sostener económicamente a sus tres hijos, a su madre y a sus cinco hermanos.
“Él era muy responsable, era mi hermano favorito. Era el segundo hermano mayor y el primero de los varones, él asumió la responsabilidad de la casa, era el papá de nosotros”, comentó Edilberto de 28 años.
La identificación
“Esto no debió pasarle a mi hijo, estaba en la flor de la vida. Ahora pido justicia para las personas que hicieron esto. No tiene ningún sentido que esto le pudo haber pasado a mi hijo”, expresó entre lágrimas Dioselina Londoño, madre del joven.
Duberney fue asesinado en el 2001. El 21 de julio del 2002 sus familiares recibieron una llamada donde los notificaron que había sido asesinado supuestamente por las Autodefensas en Putumayo y su cuerpo estaba en una fosa.
Hace dos meses la Fiscalía notificó a Dioselina que las prendas y los restos óseos del joven ya habían sido plenamente identificados. La entrega fue programada para ayer.
Según un boletín de la Fiscalía, en las labores participaron expertos en identificación y exhumaciones del Cuerpo Técnico de Investigación, CTI, y el Instituto de Medicina Legal de Cali, Bogotá y Villavicencio.
El Director del CTI en el Valle, Edward Rodríguez, indicó que en Valle, Cauca y Nariño, se adelantan labores para identificar a cien cuerpos que han sido exhumados en la región.
El municipio que tenía el mayor número de víctimas era Buenaventura: siete de los 25 cuerpos provenían del puerto. Álvaro Martán, personero municipal, manifestó que la mayoría de fallecidos habían sido asesinados en las poblaciones ribereñas del río Yurumanguí.
La localización de los cuerpos se realizó gracias a la información entregada en las versiones libres del integrante de las Autodefensas, Yesid Enrique Pacheco, alias ‘El Cabo’.
Wiston Valencia, hermano de Juan Caicedo Valencia, relató que el joven era un pescador y el 29 de abril de 2001 hombres armados lo sacaron a la fuerza de su residencia en el corregimiento Yurumanguí de Buenaventura.
Juan fue asesinado delante varias personas del pueblo. Los ‘paras’ llevaron el cuerpo del joven y de otras cinco personas a una vereda cercana. Los cadáveres sólo pudieron ser hallados hasta el 25 de febrero de 2010.
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