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CULTURA
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La muerte, el paso a otro tipo de vida
Blanca Cecilia Hoyos. A.
El Diario del Otún
Todas las cosas de la naturaleza se transforman: con la arcilla se hacen vasijas y figuras; las semillas se transforman en plantas; muchos animales sirven de alimento a otros; la madera de los árboles se convierte en mesas, sillas y otros objetos útiles al hombre.
De la misma manera que todas las cosas de la naturaleza se transforman, se puede decir que la muerte es una transformación: las semillas mueren y se trasforman en plantas; los animales mueren y se transforman en abono para la tierra; la carne de muchos animales es utilizada como alimento; la madera y las hojas de los árboles muertos se convierten en abono vegetal.
Cuando un hombre o una mujer mueren, alcanzan una vida nueva que nunca más se acabará: con la muerte los hombres y las mujeres comienzan a vivir en Dios, entran a otro estado de conciencia, a otras dimensiones.
Todos los seres vivos mueren en lo físico, sus cuerpos se transforman en abono y energía… Es el Espíritu el que regresa a aquel que le dio la vida… La Biblia el libro más antiguo en la vida humana dice: “El cuerpo vuelve a la Tierra… sale su espíritu y retorna a aquel que lo creó”. Es bueno aprender a reconocer el verdadero sentido de la muerte… que no es otra cosa que transformación.
Sin embargo es bueno anotar que a pesar de tanto conocimiento y tanta evolución respecto a un tema como la muerte, aún no estamos lo suficientemente preparados para afrontar la partida de un ser querido. Y es precisamente en un momento como éste en el que nos vemos de cara al dolor, cuando más necesitamos una luz de esperanza y consuelo os amigos son un verdadero baluarte cuando en nosotros hay dolor.
Pero es el hogar, el mejor espacio para asumir la muerte serenamente, comprender este proceso de transformación y aceptarla como un hecho que es muy natural y es para todos. Por lo tanto es también esencial vivir el proceso de duelo por ese ser que se ha ido… Y en familia, unidos, trascender ese dolor, llenándonos con todas esas vivencias y esos recuerdos positivos que se han quedado en nosotros como un legado dado por quien acaba de partir.
Siempre que nos enfrentamos a un proceso doloroso una voz en nuestro interior nos lleva a la reflexión: “¿Y cuál es el sentido de mi vida? ¿Existo porque tengo algo importante que hacer? ¿Y qué es ese algo?... Es triste pero casi siempre esperamos que las personas se vayan de nuestro lado, que mueran , para permitir que nuestro afecto aflore y desear en forma intensa que estén en algún lugar donde nosotros podamos llamarlas, poder ir a visitarlas y darles nuestro afecto. ¿Por qué nos cuesta tanto olvidar una ofensa? ¿Por qué es tan fácil alejarnos de un buen amigo, por cosas que realmente no son tan graves? ¿Por qué nos cuesta tanto tomar un teléfono y hacer una llamada? ¿ Por qué no disculpar a nuestros familiares, amigos, conocidos cuando nos ofenden?
Muchas veces creemos que alejarnos de las personas es lo mejor, por qué somos tan ilusos que creemos que ya hemos transcendido y que ante estas circunstancias, o lecciones de vida ya nos graduamos… y qué equivocados estamos. Si una historia se repite es porque aún no hemos aprendido la lección.
Lo mejor es perdonar y liberar la situación que nos hizo sentir mal… La vida es corta aquí en la Tierra…
Una persona deja esta vida y nos deja un vacío y un profundo dolor, porque la cobardía, la indiferencia, o el estar tan ocupados, no nos permitió decir o expresar todos nuestros sentimientos, dar o recibir todo ese afecto, ese cariño, ese amor, esa ternura, esas caricias…que ahora se quedan en el más profundo vacío.
No permitamos que las personas se vayan de nuestro lado sin darles todo nuestro afecto, ternura y compromiso hacia ellas. Si vives un proceso de duelo comprende que la vida es importante por lo que somos y por lo que vivimos y damos; reconoce el verdadero sentido de la muerte que es vida y es transformación.
Reciban mi amor de siempre.
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