Fenómenos naturales nocturnos


No sólo de visitar monumentos (hechos por el hombre o naturales) se trata, cuando estamos en eso de dar rienda suelta a la afinidad por viajar. Poco se habla por ejemplo, de presenciar algunos de los fenómenos naturales más bonitos del mundo. En ésta lista, nos vamos de ronda nocturna: encontrarse en una playa, después del atardecer, con olas que brillan en todos azules. O presenciar un “festival” de luces nocturnas en alguna región helada. Deslumbrarse una noche con el cielo más bonito del mundo, con un relámpago “eterno”, o con el bonito fenómeno de pilares de luz. 





1. Cuando el mar brilla (Bioluminiscencia en la costa) 

La bioluminiscencia es un fenómeno mucho más común de lo que imaginamos en los seres vivos: simplemente es la producción de luz de ciertos organismos vivos con distintos fines. Y aunque encontrarse con un espectáculo de bioluminiscencia en una noche en la playa no es nada usual, es bueno saber que si nos sucede algo así, no hay que pensar en nada de “olas radiactivas” ni cuestiones similares. La bioluminiscencia en olas se produce por la interacción de millones de organismos microscópicos, que son precisamente bioluminiscentes con el agua, con tal reacción cuando son perturbados por el oleaje. En las fotos, el fenómeno está registrado en la costa atlántica de Estados Unidos, pero puede suceder en cualquier costa (o mar adentro). Incluso, se hay detectado éste tipo de fenómenos en imágenes satelitales. Tan sólo deseamos que si alguna vez nos encontramos con un espectáculo similar en una bonita noche de playa, una buena cámara y trípode esté a nuestro lado:












2. Cielos luminiscentes (o auroras polares) 

Un aurora polar o boreal (o austral) es un fenómeno en forma de luminiscencia en cielos nocturnos, normalmente en zonas polares. que en el hemisferio norte, sobre todo es visible entre septiembre y marzo, al menos con mayor frecuencia. Especialmente en enero y febrero, el espectáculo visual se despliega con asiduidad en territorios al norte de Canadá, en Laponia, Islandia o Groenlandia, entre los destinos más “accesibles” (geográficamente hablando):


















3. El cielo más bonito del mundo (en Atacama, Chile) 

Es la propia contaminación lumínica de nuestras ciudades la que nos ha acostumbrado a subestimar la belleza de un cielo nocturno. El “fenómeno” en éste caso, es la oportunidad de encontrar un punto de la tierra en donde las estrellas se pueden ver de un modo capaz de deslumbrarnos. Hace poco, en una entrada conocíamos uno de los cielos nocturnos más bonitos del mundo. Para disfrutarlo, hay que trasladarse a algunos de los sectores con menos contaminación lumínica del planeta, y donde además, el buen clima está casi siempre asegurado.














4. Un relámpago eterno (en lago Maracaibo, Venezuela) 

Sería poco convencional, emprender un viaje para observar un relámpago. Si hasta es raro saber que se busca promover a un relámpago como patrimonio de la humanidad, lo que lo convertiría en el primer fenómeno meteorológico catalogado de ésta forma. En la cuenca del lago de Maracaibo, en Venezuela, se produce de manera casi continua una serie de relámpagos, fenómeno causado por el tipo de nubes, los vientos alisios que soplan sobre la superficie del lago en las horas de mayor evaporación, y el choque con el sistema montañoso de la zona. El conocido como relámpago de Catatumbo se ve desde cientos de kilómetros a la distancia, con tanta persistencia que además es conocido como el faro de Maracaibo gracias a su capacidad para interrumpir la oscuridad de la noche y ayudar a las embarcaciones. A razón (en sus mejores momentos) de 60 destellos por segundo, éste es el espectáculo:








5. Pilares de luz en cielos helados. 

Una de las formas más vistosas en que se produce el fenómeno de los pilares de luz, es cuando precisamente, ese efecto de columnas lumínicas proviene desde fuentes de luz terrestre, como puede suceder con el alumbrado público. Aquí no hay modo de prever un tour para poder observarlos: las condiciones tienen que darse en el momento menos esperado. Cuando la temperatura está bien fría, y se cree, cuando minúsculos cristales de hielo caen sobre algunas ciudades, la luz artificial parece proyectarse hacia el cielo como un halo de luz. Aunque aún no está muy claro como se producen (o en que condiciones se producen) éstos fenómenos se repiten en algunos puntos poblados en zonas frías extremas. Será cuestión de suerte para verlos:










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