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Judicial
Sin mucha resonancia, la semana pasada se conoció la noticia de que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos había incluido en la Lista Clinton al señalado narcotraficante José Evaristo Linares Castillo, enlace de los capos Daniel El Loco Barrera y Pedro Oliveiro Guerrero, alias Cuchillo. Sin embargo, la investigación adelantada por agentes de la DEA constató otros vínculos más estrechos con las Farc. Según la justicia estadounidense, alias Don Evaristo era uno de los principales proveedores de cocaína para los carteles mexicanos, a través de aeronaves y pistas ubicadas en el estado de Apure (Venezuela).
La acusación proferida por la corte del Distrito Sur de Nueva York el pasado 5 de julio sostiene que Don Evaristo sacaba los cargamentos de droga desde Venezuela gracias a los millonarios pagos que les hacía a las Farc para transportar el estupefaciente desde el vecino país. Su destino eran Honduras o Guatemala, como primera escala, y seguidamente México y Estados Unidos. Los distribuidores del narcótico eran los temidos Zetas y el Cartel de Sinaloa, que dirige Joaquín El Chapo Guzmán. Cada aeronave de la organización de Don Evaristo transportaba entre 500 y 1.000 kilogramos de cocaína.
Según el pliego acusatorio, en el año 2010 el narcotraficante José Evaristo Linares les giró a las Farc al menos un millón de dólares “para asegurar el uso clandestino de pistas en la región de Apure para enviar aeronaves que transportaban cocaína”. Asimismo se pudo establecer que el socio de El Loco Barrera y Cuchillo entregó a distintos enlaces, en ese mismo año, por los menos US$250.000 en efectivo para asegurar negocios de narcotráfico. Además, un año después, los agentes de Estados Unidos conocieron de un mensaje con la fotografía de una aeronave registrada en ese país, enviado a Don Evaristo por uno de sus colaboradores.
En esencia, la justicia norteamericana documentó que José Evaristo Linares Castillo tenía abundantes conexiones con narcotraficantes de la talla de El Loco Barrera —detenido en septiembre de 2012— y alias Cuchillo, el desmovilizado gestor del Ejército Revolucionario Popular Anticomunista (Erpac), muerto en diciembre de 2010 después de una persecución por parte de la Policía en los Llanos Orientales. Pero, sobre todo, las transacciones de Don Evaristo terminaron financiando a una organización ilegal como la guerrilla, incluida por el gobierno estadounidense en la lista de organizaciones terroristas desde 1997.
Lo más grave de la investigación en contra de este desconocido narcotraficante es que en ella se afirma que la guerrilla de las Farc ya no sólo hace presencia en la frontera con Venezuela, en la porosa región de Apure, sino que controla porciones del territorio del vecino país y cobra gramaje por la utilización de sus pistas. Los negocios cruzados de Don Evaristo con las Farc que han sido documentados comprenden desde el año 2006 hasta el 25 de mayo de 2012, cuando fue arrestado en un sitio público en Villavicencio. Lo detuvo un grupo especial del CTI, que lo identificaba como un narcotraficante con más de 20 años en el negocio y que se movía a sus anchas por el Meta.
Para esa fecha, Linares Castillo ya era considerado un objetivo prioritario por parte del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, una categoría en la que también han estado capos como Diego León Montoya, alias Don Diego, Joaquín El Chapo Guzmán o Héctor Beltrán Leyva, jefe del cartel mexicano de los Beltrán Leyva. El día de la captura de Don Evaristo, Preet Bharara, el fiscal que le solicitó a la corte del Distrito Sur de Nueva York que lo llamara a juicio, señaló que su arresto era un “paso importante en la lucha contra el ingreso de drogas ilícitas a los Estados Unidos”. Don Evaristo también es solicitado en extradición por la Corte del Distrito Sur de Florida.
El pasado 20 de febrero, cuando se movilizaba con su esquema de seguridad por la calle 134 con carrera 9ª de Bogotá, las autoridades capturaron a Jorge Luis Blanco Rodríguez, señalado de ser uno de los socios de Don Evaristo y otro de los contactos en Colombia del cartel de Sinaloa. En un primer momento, el detenido se presentó como un empresario dedicado a la exportación de esmeraldas de Boyacá. Sin embargo, las autoridades creen que Blanco se convirtió en uno de los capos de los Llanos Orientales. Incluso se habría aliado con el narcotraficante Martín Farfán, alias Pijarvey, sucesor de Pedro Oliveiro Guerrero, alias Cuchillo.
Como se sabe, en la región de los Llanos se ha vivido desde hace varias décadas una guerra territorial entre las Farc y los grupos de autodefensa y sus herederos, las bandas criminales, con el fin de asegurar las rutas de narcotráfico que empezaron a consolidarse desde los tiempos del cartel de Medellín de Pablo Escobar y mafiosos como Leonidas Vargas, asesinado en España en enero de 2009.
Tras la desmovilización del bloque Centauros y la guerra desatada entre esta facción de las autodefensas y las Autodefensas Campesinas del Casanare, distintos frentes de las Farc terminaron por adueñarse de las zonas estratégicas para el paso de narcóticos. En ese contexto se dieron las alianzas de capos como El Loco y Don Evaristo con la guerrilla. Ahora empiezan a documentarse los millonarios pagos de la mafia a la subversión para financiar sus actividades ilegales, una faceta del conflicto que se espera también sea aclarada en los diálogos en La Habana.
Redacción Judicial | Elespectador.com
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