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El policía que más capos ha 'cazado'
Por: JINETH BEDOYA LIMA |
Oficial se convirtió en el hombre que les respira en la nuca a los mafiosos más peligrosos del país.
“Si ojos traen, no me vean; si manos traen, no me agarren; si pies traen, no me sigan...”. La oración al Santo Juez es lo primero que este hombre de la Inteligencia invoca antes de empezar una misión. “... que mi cuerpo no sea preso ni mis carnes azotadas, ni mi sangre derramada, ni mi alma sea perdida...”.
La estampita, con la imagen de Jesucristo, también está en su billetera. Paradójicamente es la misma oración y la misma lámina que tienen en su bolsillo los hombres que él persigue: grandes capos del narcotráfico y poderosos sicarios.
“Ellos se creen imbatibles. Pero todo poderoso, por más poderoso que sea, tiene su talón de Aquiles. Y ese es nuestro trabajo: encontrarles esa debilidad para que caigan”, señala Víctor, este oficial de la Policía Nacional que se convirtió en uno de los más experimentados ‘cazadores’ de narcos.Su trabajo no tiene que ver con desembarcos nocturnos en medio de balaceras, aunque siempre está en la primera línea de fuego. Con su equipo se dedica a analizar cada paso, cada movimiento, casi que cada segundo de respiración de sus objetivos. Así los puede ubicar y capturar. De esa forma llegó a Daniel el ‘Loco’ Barrera, Héctor Mario Urdinola, ‘Chicho’; Henry de Jesús López, ‘Mi Sangre’, y otra decena de narcos.
Y es que detrás de las imágenes de los mafiosos esposados y custodiados por cuerpos de fuerzas especiales está la historia de operaciones ultrasecretas dignas del mejor libreto cinematográfico. Esta ‘película’ también tiene personajes como Ethan Hunt, protagonista de Misión imposible, que un día puede ser un turista cualquiera en una playa, un mensajero de una oficina de correos, o un joven rico que hace una rutina de ejercicios en un gimnasio. Pero para llegar a encarnar cualquiera de esos roles, hay que conocer las entrañas del mundo del hampa y la mafia y tener una infinita paciencia. “Los objetivos que tenemos en nuestro grupo son los que salen todos los días en los noticieros y los periódicos, por eso es más difícil ubicarlos, seguirlos y neutralizarlos –dice Víctor–. Hemos tenido que esperar hasta dos años para poder llegar al día ‘D’, escuchándolos día y noche y conociendo hasta sus mínimos gustos y caprichos”.
El precio del deber
Sin embargo, meterse en la piel de estos criminales tiene un costo más alto que arriesgar la propia vida: sacrificar el espacio personal.
La última misión de Víctor (identidad encubierta de este oficial) le significó dejar a un lado a su familia por largo tiempo, justo cuando supo que iba a ser papá. “Tu sabes cómo es esto y ahora me tengo que dedicar a un objetivo, y no voy a poder estar contigo, lo mejor es que te vayas con tu mamá unos meses...”. Víctor le soltó la noticia a su esposa “sin anestesia”, en medio del segundo mes de embarazo.
Al día siguiente, con el dolor de tener que priorizar, empezó el seguimiento paso a paso de ‘Mi Sangre’. Meses antes había estado metido de cabeza en la captura de Diego Pérez Henao, conocido como ‘Diego Rastrojo’, y del ‘Loco’ Barrera.
“Para llegar a un capo hay que meterse primero en su sicología. Es el paso número uno”. Y así fue. Se gastó, junto con su equipo, semanas enteras de análisis de fuentes para tener una punta de donde sujetar la investigación.
Todo empieza con cosas básicas: qué le gusta comer, cómo viste, cuántas horas duerme, cuál es su loción, la marca del cereal o la cerveza que consume, sus pasatiempos y hasta sus apetitos sexuales.
Para ese primer paso se requería una infiltración que le permitiera llegar a uno de los contactos del circulo más cercano de ‘Mi Sangre’, y la única forma de hacerlo era acercándose a una mujer clave.
“El trabajo es trabajo y era necesario ganarse la confianza de esta persona, así que uno de los hombres del grupo (al que llaman el de los ‘divorciados’) asumió la misión”, relata Víctor, quien omite el resto de detalles de ese ‘acercamiento’, ya que hacen parte de la reserva de la operación.
El primer resultado fue un número telefónico que sirvió de matriz para todo el trabajo. A la semana siguiente ‘Mi Sangre’ ya estaba en los radares de la Inteligencia.
“Fueron días y noches enteras haciendo cruce de llamadas, pidiendo autorizaciones judiciales para interceptar lineas, y luego leyendo los mensajes y escuchando sus conversaciones y las de sus personas cercanas”, agrega el oficial.
Lo paradójico de todo es que el capo de ‘los Urabeños’, que había logrado comprar a una fiscal y a un juez para que no emitieran orden de captura o acción judicial alguna, hablaba libremente desde Paraguay.
“En los mensajes contabilizaba el dinero de las caletas, hacía control de sus fincas en Antioquia, y emitía órdenes para sus subalternos. Esas semanas, en las que más movimiento hubo de sus líneas, teníamos que controlar hasta cinco teléfonos, y a él se le daba por hablar a cualquier hora, así que no dormíamos. Éramos como su conciencia, porque vigilábamos técnicamente hasta su sueño”, señala Víctor.
Golpe fallido
El oficial creía que la información era suficiente para el día ‘D’ y, gracias a la cooperación internacional, él y su grupo se desplazaron hasta Asunción. “Lo más frustrante de meses de seguimiento es tener una acción fallida, y eso fue lo que nos pasó”. Cuando Víctor aterrizó en Paraguay, el senado de ese país destituyó al presidente Fernando Lugo y ‘Mi Sangre’ huyó hacia Argentina.
“Perdimos el viaje, los seguimientos, la información... nos tocó arrancar prácticamente de ceros”. De regreso a Colombia, Víctor se encerró en su oficina y, como quien toma las fichas de un rompecabezas de mil piezas, se ‘metió’ en la mente del narco.
“¿Qué haría yo si fuera él? Esa es la pregunta que me hago cuando el objetivo parece esfumarse. Y en su caso sabía sus gustos y pretensiones. ¡Me escondería en un lugar de mi nivel, donde pudiera pasar como un comerciante o empresario potentado!”, se responde Víctor.
Así es como retoma la pista en un lujoso condominio en las afueras de Buenos Aires. “Algo que sabía de él era su exquisito gusto por el polo, y por supuesto que buscó uno de los mejores clubes para practicar su deporte. Esto fue determinante”.
Tras un año de vivir en la psiquis del capo, y con la ayuda del gobierno argentino, el pasado 30 de octubre cayó uno de los narcos más buscados.
“Celebramos con una empanada, porque había que ir a ver a la familia y a descansar”, dice Víctor, quien escuchaba una conversación de ‘Mi Sangre’ mientras su esposa daba a luz.
Henry de Jesús López es otro más de la lista. Ahora hay un nuevo objetivo y un nuevo sacrificio. La misión debe continuar.
Club de los ‘divorciados’
Pocas veces la gente piensa en cómo es la vida de los hombres que están tras las exitosas operaciones contra la mafia. Y lo realmente cierto es que su cuota de sacrificio es alta.
“En este grupo todos han perdido sus matrimonios, por eso lo llamamos el club de los ‘divorciados’. Amamos a nuestras esposas, pero les somos ‘infieles’ con el trabajo”, dice uno de los investigadores del grupo de Víctor.
Y así es. Algunos han cambiado las noches de una luna de miel por largas escuchas de comunicaciones de narcos que hablan de embarques de cocaína y negocios.
“El hecho de tener interceptada una línea no es sinónimo de captura inmediata, ya que un mal paso puede terminar con un trabajo de años. Por eso el pilar de nuestro trabajo son la paciencia y la constancia”, agrega el investigador. Ese es el costo: el sacrificio anónimo, de un trabajo anónimo.
Los extraños gustos de la mafia
Los oficiales de Inteligencia no terminan de sorprenderse con los gustos que tienen los capos, como bañarse en leche de cabra, llenar álbumes, depilarse la barba con cera o comer solo alimentos orgánicos.
JINETH BEDOYA LIMA
Subeditora de EL TIEMPO
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