domingo, 28 de noviembre de 2010

EL GRAN MARISCAL DISCIPLINA Y PODER

Gilberto Alzate, una esperanza frustrada

Francisco Castro Castillo ( Diario del Otun )







Nota: ESTA CLASE DE HOMBRES Y OTROS MAS DE SU CORTE Y ESTIRPE NO LOS HA VUELTO A PARIR LA NATURALEZA. POR NUESTROS ERRORES, ACIERTOS, INTELIGENCIA,BONDAD, FORTALEZA, POR MALOS, POR BUENOS, POR ALGO LA HISTORIA NOS RECUERDA, RECORDARA Y PERDURARA EN NUESTRAS MEMORIAS: Linterna Roja es Gabriel Alberto Restrepo Sotelo .-.
Fue un combatiente que jamás abandonó la trinchera ni soltó el fusil. Un estratega de la política que duró 30 años  trazando planes para llegar al poder. Autoritario y enérgico, cuyas órdenes nunca nadie se atrevió a discutir, por ello sus amigos le dieron el titulo de MARISCAL, que ostentó con orgullo. Desde niño fue díscolo, agresivo y pendenciero. Peleaba lo que quería.  ¿Y qué quería? Mandar, dominar, imponer su voluntad, ser líder, jefe, el caudillo.

Rebelde
De varios planteles fue expulsado por ideas y prácticas subversivas. A los 8 años, convertido en un pequeño ATILA -sembraba el terror, se hacía respetar y temer- A los 13 años descubre la vocación de escritor. Inicia su vida literaria en un pequeño periódico llamado El Pequeño Cronista, dirigido por Fernando Londoño y Londoño, quien será su amigo fraterno. A los 17 años es colaborador de un periódico estudiantil llamado La Juventud. Estudia en el Instituto Universitario, donde funciona el Centro Literario Ariel. El centro es para Alzate un gimnasio intelectual y un estadio oratorio. Aprende a hablar en público, participa con brillo en todos los debates. Logra que sus compañeros lo oigan con interés y respeto, lo aplaudan y feliciten. Practica el boxeo no para defenderse de posibles ataques, sino para atacar a los que osen ofenderlo o traten de oponerse a su voluntad.

Brillante escritor
A los 17años es un brillante escritor y periodista, un caudillo estudiantil, armado de una voluntad poderosa y de una inexpugnable fortaleza moral. Su personalidad estructurada y se le clasifica en el ámbito de la psicología como un “Esquizotímico”. Que se define como el que tiende a la lucha, a la alternativa entre 2 decisiones opuestas. No entiende de conciliaciones. Quiere lo absoluto. En lo moral es hombre de clasificaciones precisas, de disyuntiva. Le gusta la exactitud, el orden. Crea en su vida y en sus actos un estilo propio. Fue un aguerrido luchador, amante apasionado de la controversia; prefirió siempre lo absoluto a lo relativo y por tanto, detestó las verdades a medias y las mentiras piadosas. Antepuso lo moral a lo inmoral, lo lícito a lo ilícito. En toda circunstancia dijo: si o no, y exigió a los demás lo mismo, nunca se conformó con una parte sino que siempre pidió todo o nada.

El derecho

Concentró toda su capacidad afectiva en su mujer e hijos y unos cuantos amigos. Escoge una profesión. La abogacía. Considera que el derecho es una profesión belicosa que exige una buena dosis de agresividad, “un rin” donde se dan y se recibe golpes, un estadio donde se ganan o se pierden partidos. En su concepto el “abogado es un individuo que debe pelear con el juez, con el secretario, con el oficial mayor, con el portero del juzgado, con el fiscal, con el magistrado, con la contraparte, con su defendido, con la familia de este, con los periodistas, con la policía”.
Nació para pelear con todo el mundo. Para contradecir.

En Antioquia

Inicia sus estudios en la Universidad de Antioquia en 1928. Sus disciplinas jurídicas no logran apartarlo de sus aficiones literarias que cultiva en las páginas de El Colombiano, ni de su vocación política ya que participa en las actividades de la juventud conservadora.
En 1930 la hegemonía conservadora ha caído. La pérdida del poder lo explica porque el “viejo partido gobernante no tenía ánimo de dominio, ni mitos eficaces, sosteniéndose a penas, por la ley de inercia”. “Era un régimen de funcionarios larvas del presupuesto. Que confundían el orden con la inmovilidad”. La elección presidencial de los 30, fue apenas “el puñetazo a un paralítico”.

El partido Conservador, al que pertenecía no por ancestros sino  por convicción, había sido vencido. El “vencimiento aplasta a los débiles, pero excita y enardece a los fuertes". No pudo votar, porque tenía 20 años y era indispensable tener 21. Había leído la frase de Bolívar, su ídolo: “El arte de vencer se aprende en las derrotas”. “Para un hombre mediocre con alma de burócrata, para un logrero vulgar, a caza de prebendas y sinecuras, la derrota electoral de su partido es una catástrofe, porque equivale a un lucro cesante indefinido”. Para un individuo de la talla mental de Alzate, es una escaramuza sin importancia que le sirve de acicate.

Abogado
En el año de 1936 opta el título de abogado. El mismo año llega a Bogotá y se le designa secretario del directorio nacional conservador. Laureano Gómez y Gilberto Alzate se odiaron desde el primer momento que se conocieron. Gómez vio en Alzate un émulo peligroso. Alzate vio en Gómez a un Júpiter tonante. Gómez envidió la altiva juventud de Alzate y este la pujante madurez de aquel. Él, para enjugar el déficit de la tesorería del partido, realizó una subasta en todo el país, con pequeños bustos del jefe, monederos, billeteras, navajas y llaveros que llevaban su efigie. El sacrilegio llenó la copa del jefe y fue destituido. A su regreso a Manizales, dijo: “Yo no tengo alma de secretario como Alberto Lleras”.

Mussolini
De tiempo atrás sentía una admiración por Benito Mussolini y comenzaba a sentirla por Adolf Hitler. El fascismo y el nacional socialismo eran, para él dos partidos fuertes y pujantes. Alguna vez, en una reunión de amigos decidió imitar a Mussolini y pronuncio las celebres palabras: “Si avanzo, síganme. ¡Si retrocedo, mátenme, si muero, vénguenme!”  El nuevo partido se construirá con materiales extraídos de las canteras del fascismo, del nacional socialismo, del falangismo, de la doctrina cristiana y, sobre todo del pensamiento bolivariano. Comentó: “Por el frontispicio de nuestra tarea escribimos: “Ni hegemonía conservadora ni república liberal”: “No somos un museo de dogmas”. Nuestro programa es sencillo: “queremos gobernar al país”. El partido tiene ya un nombre: “Movimiento Nacionalista” Una filosofía: La bolivariana, con ingredientes fascistas y falangistas; un jefe: Gilberto Alzate Avendaño. Unos emblemas. El escudo será una cruz, los afiliados deberán llevar una camisa azul y el himno será la misma que la falange.

Participan en las elecciones parlamentarias de 1937 con resultado desastroso. El desastre electoral provocó, la disolución del movimiento. Alcanzó a decir “Todo se ha perdido, menos el honor”. Le quedaban sí el talento, la voluntad, el carácter, la ambición, la seguridad en sí mismo, la fe en Dios, y la confianza en el porvenir. Y le quedaba, Bolívar. Alzate apasionaba a dos seres. Simón Bolívar y su mujer, Yolanda Ronga Santa María. Tuvo tiempo para pensar en su futuro.

Limpio su diploma. Compró un escritorio, una silla, una máquina de escribir, un sofá y tres poltronas, un tapete y una pequeña mesa de centro, y mandó a hacer una placa con la leyenda: “Gilberto Alzate Avendaño. Abogado. Juicios penales, civiles y administrativos”. Iba a ejercer una actividad que no le gustaba. “No me gusta el oficio. Mi mayor anhelo es abandonar el foro porque me impresiona morir leguleyo, con el alma prendida de un inciso. No disimulaba su simpatía por Mussolini y Franco.

En octubre de 1943 Manizales fue teatro de acontecimientos que sacudieron la conciencia nacional. Los choferes, organizaron una huelga y nombraron a Alzate su apoderado. El gobierno de López Pumarejo acuso públicamente Alzate de intentar derrocarlo. “El gobierno se había puesto fuera de la ley con una resolución inicua”. El abanderado de esta causa justa que solo pedía la revocatoria de una resolución absurda, fue privado de su libertad y sometido a rendir indagatoria. En 1947 regresó a la política, elegido al Senado de la República, del que fue elegido vicepresidente. Cumple 37 años.

Algunas frases agudas
“Mi vida es la de un incendiario con alma de bombero. La naturaleza no produce titanes en serie. Soy mejor chofer que conductor. Lo que más temo en el mundo después del santo temor a Dios es convertirme en un burgués satisfecho. Soy bachiller y doctor. Todo el mundo lo es en este país, mientras no se demuestre lo contrario. Mi capital productivo lo llevo a todas partes. Es esta cabeza, a la que se le han caído el pelo y las ilusiones. Meterse con mi honor es una aventura peligrosa y probablemente trágica. Yo no soy en el fondo sino un gordo benévolo. En Caldas tengo amistades con todo el mundo, inclusive con mis deudores, cuyos autógrafos conservo. El destino me dio unos atributos nativos; el resto lo he conquistado a zarpazos. El país va a enterarse con sorpresa que yo no soy, quien lo creyera, un hombre sensato. Señores Alzatistas, el Alzatismo ha muerto. Usted no es mi amigo; yo le di a usted en préstamo precario a Jorge Leiva, y no me lo ha devuelto todavía. Tengo demasiada imaginación para consagrarme al derecho, que exige dotes menores, crítica y dialéctica. El abogado no crea. No produce nada útil. Es una actividad parasitaria. Para sostener a uno de nosotros muchos campesinos y obreros, tienen que estar sudando plusvalía. Yo siento el mundo como contraparte. Es una majadería hablar de paros ilegales. El obrero no necesita permiso para abandonar individual o colectivamente el trabajo. Yo no fui un burócrata orondo sino un servidor del país allende las fronteras. La misión de los intelectuales radica en participar abiertamente en la vida pública, en contacto con el pueblo, sirviendo de emisarios a sus ansias y anhelos. Más que nunca las masas perplejas necesitan guías. Estoy atado al partido por el espíritu y por la sangre por una adhesión reflexiva a su doctrina y un apego sentimental a ese solar político. El país esta atiborrado hasta el tope de incisos y parágrafos desde la patria boba con ese gusto por las formas externas del derecho que caracteriza la mentalidad de los golillas neogranadinos, no hacemos más que producir leyes en series y cortarle al estado trajes a la medida. Yo soy un paisa de todo el maíz, trasplantado de vieja data a la altiplanicie. Bajo el signo de aventurero de mi raza tuve unas mocedades andariegas y turbulentas, con lances de rompe y rasga que es mejor no menear. Con la caída del pelo y de las ilusiones he sentado cabeza y pies, convirtiéndome en un pequeño propietario rural, con un hato sabanero donde ordeño vacas de pedigre que me pertenecen desde el extremo de las colas hasta la nota más alta de sus mugidos. Se preguntó: ¿Qué es el parlamento? La representación de la opinión pública. ¿Y qué es la opinión pública? La única cosa que no existe. La historia no alberga a los vencidos. La substancia del fenómeno político está en la voluntad de dominio, que lubrica y mueve todos los goznes del ser.

El poder es una facultad de realizar los valores y los fines propios, apoyada en hechos físicos y espirituales. La política consiste en el gobierno y manejo del Estado, cuya finalidad es promover una vida buena. La juventud debe superar la indigencia espiritual del presente. Ella es la plenipotenciaria del porvenir”.

Los liberales

El sanedrín liberal, con Lozano y Lozano, temeroso se alarma: “Una cabeza fría y calculadora como la suya al servicio de un ardoroso ideal político, es lo que hace de Alzate el sujeto más peligroso del país”. “Alzate es el único hombre con capacidad para realizar una revolución en Colombia y, si la oportunidad le llega, la realiza. En todo caso es el hombre para servirse de una situación de caos en beneficio de su revolución. El deber del país frente Alzate es no darle una oportunidad”.

Matrimonio
Se casa con Yolanda Ronga Santamaría. Hija de Luis Ronga, ciudadano italiano, quien vive una temporada en el municipio de San José Palma (Chocó), en su finca de nombre la “Roma” con cultivos de cacao, caña y pasto. Allí  tiene una finca, de nombre “La Romita”. Que visitaba con regularidad. Impulsó la construcción de la carretera Cartago-Nóvita. A su retiro, se funda un caserío con el nombre de la “Italia” en honor de Luis Ronga. Fueron sus amigos del Chocó el Leopardo Eliseo Arango, Manuel Mosquera Garcés y Daniel Valois Arce.

Alzate y Gaitán
Alguien hizo un paralelo entre Alzate y Gaitán: Alzate poseyó una vasta cultura humanística, fue un diserto y elegante escritor. La cultura de Gaitán se limitó y se redujo al derecho penal. Políticamente Gaitán jamás supo de dónde venía y para dónde iba. Tal era la mescolanza de ideas fascistas, marxistas, liberales y socialistas que tenía en la cabeza. Era un revolucionario legalista que quería hacer la revolución a la colombiana sin derramar una gota de sangre con la constitución en la mano y los códigos debajo del brazo y un experto en anunciar problemas económicos y sociales sin ofrecer soluciones. Alzate detestó siempre la demagogia, jamás aduló a las masas  y nunca se presentó ante ellos como un curandero milagroso, en una palabra fue un autentico “Caudillo”, a Gaitán, no obstante sus innegables condiciones de tribuno popular, le faltó coraje para serlo.

El Alzatismo
En 1950 Alzate cumplirá 40 años, convertido en un famoso abogado y un prestigioso político caldense y de primera magnitud en el firmamento político de la Nación. Nace su nuevo partido: “el Alzatismo”. A pesar de la animadversión que siente hacia Laureano Gómez y de la ojeriza que este le tiene, recibe complacido su elección como Presidente de la República. Al retiro de Laureano Gómez del parlamento dijo: “El retiro de Laureano Gómez del parlamento le quita interés al espectáculo. Por largos años el doctor Gómez tuvo al país suspenso de sus debates en que exhibía tanta elocuencia como maestría de táctica. Se erguía como un púgil en el circo democrático.  Las masas conservadoras se sentían vengadas por la oratoria rencorosa del tribuno. En adelante, el parlamento, abarrotado de medianía, continuará acentuando la decadencia del sistema representativo, sin Gómez, las cámaras serán una miserable lucha de peones, al igual que una partida de ajedrez cuando se ha perdido a la reina”.

A finales de 1951, Gómez, sufre quebrantos de salud, cuando asiste a una revista aérea. Su muerte parece inminente. El designado es Eduardo Santos, y su periodo vencido, es necesario reunir el congreso para elegir al nuevo designado. El congreso es homogéneamente conservador. Gilberto Alzate cuenta con la mayoría. El poder está, entonces en sus manos. Sin embargo, contra todos los pronósticos políticos, el elegido es Roberto Urdaneta Arbeláez con la aquiescencia de Alzate. ¿Qué pasó? Lo único cierto es que Alzate se inclinó ante la postrera voluntad del jefe supremo del partido Conservador.

En pleno gobierno de Urdaneta Arbeláez, alguien le preguntó por el error de permitir que fuera elegido designado cuando la mayoría del Congreso esperaba su orden para elegirlo. Alzate respondió con melancolía: “Es más fácil ser historiador que profeta”.

El 13 de junio de 1953 se produce el derrocamiento del presidente titular Laureano Gómez. Se inicia la dictadura militar del teniente general Gustavo Rojas Pinilla. Alzate fue el autor intelectual y el principal de los autores materiales del golpe. Por segunda vez se le escapó de las manos el poder. En 1955 viaja a España como embajador.

Se tiene como diplomático al menos diplomático de los seres.  Su regreso al país es inminente por la caída de la dictadura en 1957. El año de 1958 es para Alzate de descalabros electorales, pues el 16 de marzo el Laureanismo vence al Ospina-Alzatismo en las elecciones parlamentarias y el 4 de mayo Alberto Lleras vence al candidato del Alzatismo, Jorge Leiva.

Alzate combatió a Gómez y a Lleras, a este último con irreverencias como que “Alberto Lleras no es un hombre de Estado, sino un brillante cronista venido a mas”. Perdió ambos combates. Pero para él no es “la victoria sino la batalla, lo fundamental, no es cruzar la meta sino participar en la carrera”.

En octubre de 1959 la convención conservadora lo proclama unánimemente director del partido. Llega 1960 y con él, convencido que el porvenir es suyo, no ve ningún hombre que pueda constituirse en un rival peligroso. ¿Guillermo León Valencia? “Es ignorante, perezoso y fanfarrón”. Conocidos los resultados electorales, nadie pone en duda que el siguiente presidente será Alzate. Solo la muerte puede evitarlo. Pero la muerte, que es coleccionista de antigüedades, no le gusta los hombres de 50 años, los prefiere de 75 u 80 años.

El 20 de julio Alberto Lleras inaugura las sesiones del Congreso. Por primera vez Alzate ocupa una curul en la Cámara de Representantes que será el escenario de su última actuación parlamentaria. Contra Laureano Gómez dice: “Yo dentro de un año cumplo mis bodas de plata de mis discrepancias con Laureano Gómez. Nunca lo he subestimado, creo que es importante su vida como biografía de un hombre fuerte y contradictorio”.

Su muerte
El penúltimo mes de 1960 para Alzate será el último. Es invitado a una reunión con su grupo parlamentario con la presencia de Ospina Pérez. Llega tarde, se muestra agitado y nervioso, les explica que pasó una pésima noche debido a los dolores en el tórax y el abdomen. Fue conducido por su amigo Antonio Uribe Portocarrero hasta donde el  cardiólogo Juan Consuegra,  quien dictaminó  “espasmo de vesícula biliar”. En la clínica “Marly”, es operado 2 días después por el médico Alfonso Bonilla Naar. Al día siguiente, enterado que Alberto Lleras no nombró ministros a sus recomendados sufre un acceso de ira, se arroja de la cama, y con el estómago cogido recorre, energúmeno varios pasillos.

Esos movimientos desgarran las costuras quirúrgicas. Hay que volver a operar: Alzate acepta y dice: “Deseo confesarme y hacerle una recomendaciones a Yolanda, consígueme un sacerdote y unas hojas de papel”. Se confiesa. Indudablemente confiesa su gran pecado que fue la “Gula”. En la tarde vuelve a operar Bonilla Nadar.  A las 4:42 de la mañana del 26 de noviembre de 1960,  Álvaro de Angulo, ministro de Salud, hace el dramático anuncio: “Gilberto Alzate Avendaño ha muerto”.

La nación se sobrecoge. Porque no ha muerto un hombre del montón de esos que nacen y mueren todos los días, que pasan por el mundo sin dejar huellas, sino un hombre excepcional, un grande hombre dotado de los más altos atributos de virilidad, de una inteligencia inconmensurable, un carácter todopoderoso y una cultura ecuménica. Y, además, un hombre “bueno”. Porque no ha muerto un politicastro oscuro, de esos que creen que la política es el arte de engatusar incautos, pescar votos y casa curules, sino un político insigne, experto en la ciencia del estado, ideólogo del partido conservador, fundador del “Movimiento Nacionalista”. Porque no ha muerto un abogadillo habilidoso y astuto ducho en artimañas y ardides, sino un jurista egregio, filósofo del derecho, exégeta de la constitución y los códigos, asistido por una insobornable ética profesional. Benito Mussolini siendo muy joven exclamo en alguna ocasión: “Yo haré de mi vida una estatua perfecta” eso hizo de la suya Gilberto Alzate Avendaño con el cincel de su talento y el martillo de su voluntad.

Eduardo Cote Lamus le cantó en unas elegías, esta que toca con el Chocó: “Cuando subías a la tribuna, el lenguaje era en tu boca el comienzo del fuego, un río como el Atrato con un fondo de oro: torrencial en el lomo, con platino en el su fondo y con esas canoas de troncos dolorosos que andan ríos arriba con el negro en la popa en el pecho del agua hundiendo el canalete”.


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