domingo, 17 de mayo de 2015

Los Caballeros de la Orden del Sol: 2001 Una Odisea en el Espacio 1968...

Enlace Programado por Gabriel Alberto Restrepo Sotelo, es LINTERNA ROJA en Google, Yahoo y Facebook .-.

Los Caballeros de la Orden del Sol
Para: gabaressol@yahoo.com

Doctor VICTOR SALAZAR Gran Maestre.-.

2001-a-space-odyssey
2001: Una odisea en el espacio (1968)

Para algunos la película de Ciencia Ficción por antonomasia. En el año 2001 se descubre un extraño monolito en la Luna y la humanidad manda una expedición para investigarlo. Según Leroy Chiao, astronauta de la NASA “La representación de las condiciones de vida en el espacio y cómo sobreviviríamos fuera de La Tierra es una de las mejores del cine” lo cual dice mucho a favor del filme.


Lo único de valor para un ser humano es el camino del conocimiento.

Y esto es porque en esencia somos conciencia y la conciencia es conocimiento, experiencia, memoria y realización. Podemos ser conscientes de esto, de nuestra verdadera naturaleza. Este es el don que nos fue otorgado.
El conocimiento es información, la información es energía y la energía es materia.
El conocimiento es poder.
Tu poder personal depende de la cantidad de energía e información que posees
¿Qué sentido tiene conocer cosas inútiles?
Eso no desarrolla tu poder ni expande tu conciencia, ni tampoco te prepara para el inevitable encuentro con lo desconocido.
El conocimiento no es un regalo. Lo que ha de aprenderse debe aprenderse arduamente.
Pero que a veces sea difícil no significa que no deba hacerse.
Que algo sea fácil no implica que sea verdadero.
Gastamos nuestro tiempo limitado y nuestras energías ocupándonos de nuestra persona y de la vida ordinaria a la cual esta sujeta.
Ocuparse demasiado de uno mismo produce una terrible fatiga. Un ser humano en esa posición está ciego y sordo a todo lo demás. La fatiga misma le impide ver las maravillas que lo rodean.
La idea que tenemos del mundo y de nosotros mismos es debida a nuestra educación y somos educados como los caballos con orejeras, solo percibimos lo que nos enseñaron a ver.
Pero el conocimiento no es algo abstracto ni algo ajeno a tu ser.
Una enseñanza Zen dice: “conocerse a si mismo es olvidarse de si mismo, olvidarse de si mismo es estar en unidad con el cosmos entero”
Cada vez que te propongas aprender debes esforzarte como el que más, y los limites de tu aprendizaje estarán determinados por tu propia naturaleza y la determinación de tu búsqueda. Por eso, no tiene sentido hablar del conocimiento como si fuera algo separado, o algo que existe por si mismo.
El miedo al conocimiento es natural; todos lo experimentamos, y no podemos hacer nada al respecto. Porque el conocimiento es luz y nuestra mente ordinaria está demasiado acostumbrada a funcionar en la oscuridad, por eso andamos a tientas, inseguros y sin confianza.
Pero por temible que sea el aprendizaje, es más terrible la idea de un hombre sin conocimiento.
Hablamos de camino, pero tampoco se trata de un camino fijo, trazado de antemano por otro, como una vía o una autopista.
Cualquier cosa es un camino entre un millón de caminos. Por eso debes tener presente que un camino es sólo un camino; si sientes que no deberías seguirlo, no debes permanecer en él bajo ninguna circunstancia, pero tu decisión de mantenerte en ese camino o de abandonarlo debe estar libre de miedo o ambición.
Debes observar cada camino de cerca y de manera deliberada. Y hay una pregunta fundamental que debes hacerte: ¿Tiene corazón este camino?
Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte porque tampoco vienen de ninguna parte.
Sin embargo, un camino sin corazón nunca es agradable y si no hay agrado no hay aprendizaje.
La memoria depende de la energía del corazón.
Pero un camino con corazón resulta sencillo y no te costará esfuerzo tomarle gusto; el viaje se te hará más fácil y gozoso y mientras lo sigas, serás uno con él.
Existe un mundo de felicidad donde no hay diferencia entre los seres y las cosas porque en él no hay nadie que pregunte por las diferencias.
Sin embargo ése no es el mundo actual del ser humano. Algunos tienen la arrogancia de creer que pueden vivir en dos mundos, pero eso es pura ilusión.
Hay un único mundo para nosotros. Somos seres humanos, y debemos transitar con alegría el mundo de los seres humanos.
Los límites y la apariencia de ese mundo lo determina tu nivel de conciencia
Lo importante es no confundirse, puedes hacer tu camino en esta vida con tu ser ordinario o con tu ser luminoso.
La diferencia está en el conocimiento.
http://budacuantico.blogspot.com.es/.
Etiquetas: autoconocimiento, ciencias

LA REENCARNACIÓN
René Guénon

Cap. VI de la 2ª parte de "L'Erreur Spirite".
No intentaremos acometer aquí un estudio absolutamente completo del
tema de la reencarnación, ya que se precisaría todo un volumen para
examinarlo en todos sus aspectos. Quizá lo retomemos algún día; el asunto
es interesante, y no en sí mismo, pues se trata de un absurdo puro y simple,
sino en razón de la extraña difusión de esta idea, que en nuestra época es
una de las que más contribuyen a la confusión de gran número de personas.
Sin embargo, no podemos eximirnos de tratarlo, y al menos diremos lo que
nos parece más esencial; nuestra argumentación no sólo irá dirigida contra
el espiritismo kardecista, sino también contra todas las restantes escuelas
"neo-espiritualistas" que, tras él, han adoptado la idea, apenas
modificándola en detalles más o menos importantes. Por el contrario, esta
refutación no se dirige, como la anterior (1), al espiritismo considerado en
general, pues la reencarnación no es un elemento absolutamente esencial, y
se puede ser espiritista sin admitirla, mientras que ello no es posible sin
admitir la manifestación de los muertos mediante fenómenos sensibles. De
hecho, se sabe que los espiritistas americanos e ingleses, es decir, los
representantes de la más antigua forma del espiritismo, fueron en un
principio unánimes en oponerse a la teoría reencarnacionista, criticada
violentamente, en particular, por Douglas Home (2); ha sido necesario,
para que algunos de ellos se decidieran más tarde ha aceptarla, que esta
teoría haya penetrado en los medios anglosajones a través de vías extrañas
al espiritismo. En la misma Francia, algunos de los primeros espiritistas,
como Piérart y Anatole Barthe, se separaron de Allan Kardec en este punto;
pero, en la actualidad, se puede decir que el espiritismo francés al completo
ha hecho de la reencarnación un verdadero "dogma"; el propio Allan
Kardec, por lo demás, no dudó en recurrir a este término (3). Recordemos
que esta teoría fue adoptada del espiritismo francés en primer lugar por el
teosofismo, y luego por el ocultismo papusiano y otras diversas escuelas,
que igualmente han hecho de ella uno de sus artículos de fe; por mucho que
estas escuelas hayan reprochado a los espiritistas el concebir a la
reencarnación de un modo poco "filosófico", las modificaciones y las
diversas complicaciones que éstas han aportado no podrían disimular ese
préstamo inicial.
Ya hemos indicado algunas de las divergencias que existen, a propósito de
la reencarnación, sea entre los espiritistas, sea entre éstos y las demás
escuelas; en ello como en todo lo demás, las enseñanzas de los "espíritus"
son regularmente fluctuantes y contradictorias, y las pretendidas
constataciones de los "clarividen-tes" no lo son menos. Así, hemos visto
que, para unos, un ser humano se reencarna constantemente en el mismo
sexo; para otros, se reencarna indiferente-mente en uno u otro, sin que a
este respecto pueda fijarse ninguna ley; incluso hay para quienes existe una
alternancia más o menos regular entre las encarnacio-nes masculinas y
femeninas. Del mismo modo, unos dicen que el hombre se reencarna
siempre sobre la tierra; otros pretenden que también puede reencarnarse
en algún planeta del sistema solar, o incluso sobre un astro cualquiera;
algunos admiten que existen generalmente numerosas encarnaciones
terrestres consecutivas antes de pasar a otra morada, y ésta es la opinión
del propio Allan Kardec; para los teosofistas, no hay sino encarnaciones
René Guenon. La reencarnación

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