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Enlace con el Periodico la TARDE de Pereira.
Jorge Wilmer Osorio y Robinson Correa Gil, dos de los copartícipes en el secuestro y asesinato de José Fernando Bernal, según información de la policía, son conducidos a la sala de audiencias.
Sábado 27 de Septiembre de 2014 - 02:01 AM
A la cárcel responsables de la “Casa del Terror”
La versión pereirana de las “casas de piques” funcionaba en plena zona central de la capital risaraldense, entre varias ollas del microtráfico
Al estilo de las tenebrosas casas de pique de Buenaventura, en Pereira un hombre fue secuestrado, atado y amordazado y su madre obligada a entregarles a sus captores los electrodomésticos de su casa, mientras él se desangraba hasta morir de 72 puñaladas, en presencia de su compañera sentimental.
Los hechos dieron lugar a una investigación criminal que se prolongó por espacio de nueve meses hasta este jueves 25 de septiembre, cuando en cuatro operativos practicados en distintos lugares del departamento de Risaralda, la policía capturó a 4 hombres y a un menor, a quienes se formularon cargos por los delitos de secuestro extorsivo agravado y homicidio agravado en concurso en la persona de José Fernando Bernal.
Los indiciados-que no aceptaron cargos- son Jorge Wilmer Aguirre Osorio, de 30 años; Robinson Darío Correa Gil, de 42; Luis Adrián Jaramillo Granada, de 21 años y Robinson Cano Rendón, de 42. Una quinta persona, menor de edad, también fue capturado por los mismos hechos y entregado a un Juez de Infancia y Adolescencia.
Cargos
Por solicitud del fiscal 16 seccional, el juez Segundo Penal con función de garantías legalizó las capturas, les formuló cargos y dictó medidas de aseguramiento con detención en la cárcel La 40 de Pereira.
José Fernando Bernal, natural de Pereira, residente en el barrio San Judas de Dosquebradas, y quien según las autoridades, dedicaba a la venta de estupefacientes fue hallado muerto el 18 de enero del presente año, en la vía que de Pereira conduce al corregimiento de La Florida.
Su cuerpo estaba envuelto en bolsas negras y cubierto con una colcha; una llamada telefónica alertó a la policía que se hizo presente en el lugar, a la altura del sitio Pimpollo y practicó las diligencias de levantamiento del cadáver.
El cuerpo permaneció varios días en la morgue hasta que fue identificado por la madre y verificado a través de la ficha dactilar.
Fue su compañera sentimental, una menor de 16 años, quien permitió esclarecer los hechos que sucedieron en una vivienda en pleno centro de Pereira, en una zona de expendio de estupefacientes controlada por alias Chayán, donde la víctima fue introducida en un sótano y atada a una cuerda, mientras se la torturaba física y psicológicamente.
La menor le contó a la Policía que ese día unos hombres fueron a buscarla y le dijeron que alias Wilmer la estaba buscando. Ella ya sabía que pensaban cobrarle a su compañero sentimental por la pérdida de un dinero y una droga de la cual se había apoderado.
La llevaron a la “casa del horror, en el sótano vio a su compañero tendido en el piso, atado con un cable y con signos de violencia. Alias Wilmer portaba un revólver y Luis, una “lata”, como se denomina en el argot del microtráfico a la navaja.
Al prisionero le pasaron un teléfono celular y lo hicieron hablar con su madre, a la que le dijo angustiado: “Mamá, no me deje morir”.
La compañera sentimental fue llevada en un taxi hasta la casa de la madre acompañada del menor de los delincuentes, en el barrio San Judas, para recoger unas cosas. La madre les entregó todo: el equipo de sonido, el televisor led pantalla plana y otros electrodomésticos.
Sin embargo, y pese a que les fueron entregados televisor plasma, equipo de sonido y demás artículos de valor, el hombre murió desangrado y su cadáver envuelto en bolsas negras y arrojado a un paraje rural, en la vía al corregimiento de La Florida.
Cuando su compañera regresó vio cómo sacaban unas bolsas plásticas y las introducían en un automóvil Wolskwagen.
Las capturas
La primera captura se registró a las 3.30 a.m en la vía pública del barrio Las Brisas; la segunda en la avenida del Ferrocarril. La tercera en el barrio Samaria y la cuarta en una finca de Apía, Risaralda.
Incautaciones
La policía les incautó varios teléfonos móviles con información de gran importancia para el proceso y decomisó el automóvil en que supuestamente habría sido llevada su víctima al sector de Pimpollo, donde fue abandonado.
Publicada por
REDACCION JUDICIAL
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