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ISRAEL ALBERTO LONDOÑO LONDOÑO PRECANDIDATO A LA CAMARA DE REPRESENTANTES POR EL DEPARTAMENTO DE RISARALDA.
La vivienda social en Colombia
Israel Londoño Londoño
Hace unos seis meses el gobierno nacional del Presidente Santos hizo un anuncio que para muchos sonó esperanzador, en especial para la gente más necesitada. Mientras que para otros, en este caso, la dirigencia política y algunos analistas de opinión, sonó populista. Se trata de la construcción de 100.000 viviendas gratis en todo el territorial nacional.
A renglón seguido y con el ánimo de afrontar ese reto, asumió la cartera de Vivienda, Ciudad y Territorio Germán Vargas Lleras, exitoso Ministro del Interior y de Justicia. Inicialmente muchos alcaldes y gobernadores fueron conminados de manera inmediata para que apropiaron los terrenos adecuados para vivienda de interés prioritario que fueran destinados para la construcción de las 100.000 casas gratis que el gobierno nacional del Presidente Santos prometió entregar en un término inferior a un año.
En términos generales, una vez vencido el plazo respectivo, las autoridades territoriales han cumplido con los requisitos exigidos y entregaron los terrenos necesarios para el proyecto, muchos de ellos incorporados de las zonas de expansión y otros en predios de particulares que esperan tener la posibilidad de asociarse con el Estado para ejecutar estos proyectos de construcción de vivienda.
Mientras tanto, en todo el país hay más de un millón de familias, sin techo propio, que guardan la esperanza de poder clasificar en este programa que les permita acceder a una de las casas gratis que ofrece el gobierno.
En el caso de Pereira y Risaralda, preocupa que frente a la prioridad que se le ha dado a la vivienda gratis estén quedando de lado iniciativas tan importantes como el Macroproyecto Gonzalo Vallejo Restrepo en donde se venía dando un dinámico desarrollo habitacional mediante una alianza entre el sector público y la empresa privada.
De la misma manera han quedado un poco relegadas en su etapa de inversión numerosos planes de vivienda que han surgido de iniciativa de la propia comunidad y de líderes comunales en municipios como Pereira, Belén de Umbría, Santa Rosa de Cabal, Dosquebradas, entre otros, que cuentan con sus propios lotes y que llevan años y años, esperando esa mano benévola del Estado y el apoyo necesario para hacer los cierres financieros y acceder a un subsidio familiar de vivienda, para poder tener la positividad de contar con un techo propio.
Esto es lo que siempre pasa en el país: se inician unos procesos y proyectos que nunca se terminan. Mientras tanto comienzan unos nuevos dejando a la vera del camino proyectos importantes y trascendentales para el desarrollo de pueblos y ciudades.
En el caso concreto de Pereira, hace unos días asistimos a la entrega de unos lotes de terreno a la Alcaldía en el sector de Gamma para desarrollar unas viviendas, frente a lo cual llama la atención la poca claridad que existe sobre el tipo de planes que allí se pueden desarrollar, la clase de familias que pueden ser beneficiarias y el aporte que el Municipio puede entregarle a estos potenciales adjudicatarios.
Similares interrogantes surgen con respecto de quienes van a clasificar como beneficiarios del programa de 100.000 viviendas gracias. Posiblemente sean familias en una situación económica tal que les imposibilita acceder a un crédito bancario, desplazados o quienes llevan años con una carta - cheque en la mano que ahora están esperanzadas en recibir este regalo del 100% del valor de su nueva vivienda.
Cabe preguntar también hasta dónde este plan va a realmente a dinamizar la actividad constructora, si va a estimular o no el ahorro y a dónde quedaron los créditos con tasa subsidiada que tanto bien le hicieron al sector constructor al permitir ampliar la oferta de vivienda que para muchas familias les permitió cambiar el pago de un arriendo por el abono al pago de su casa propia.
Allí es donde muchas veces se cuestiona al Estado por la incoherencia y falta de continuidad en sus políticas. Esperamos que la actual administración de Pereira pueda cumplir con su meta de las 4.000 viviendas nuevas y que las personas que acceden a los cupos asignados a Pereira en las 100.000 casas gratis tengan una larga tradición de residencia en la ciudad y en verdad sean las más necesitadas.
Así mismo que la ciudad, al amparo de iniciativas como éstas, pueda seguir creciendo de manera armónica y ordenada, que se tenga la posibilidad de brindarle vivienda a quienes más lo necesitan y que las familias que llevan años impulsando un plan habitacional puedan hacerlo realidad y no tengan que esperar un nuevo cambio de política de vivienda para conseguirlo.
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