PERIODISTAS ASOCIADOS DE COLOMBIA
REGISTRO 20-27
Gran Logia Simbólica Argentina
MASONERIA UNIVERSAL – FAMILIA ARGENTINA Miembro Gran Dieta Hermética Mixta Internacional R.·.E.·.A.·.A.·. Soberano Santuario de Argentina del Rito de Memphis 24 de marzo - En el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia
Queridos Hermanos y amigos:
Desde el año 2002, con la promulgación de la ley 25.633, cada 24 de marzo los argentinos recordamos el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Un lamentable y triste recuerdo, que evoca el día en que las Fuerzas Armadas tomaron el Poder en 1976, deponiendo al Gobierno Constitucional de María Estela Martínez de Perón. Los golpistas llamaron a su empresa, “Proceso de Reorganización Nacional”, dando forma y justificación al período más sangriento y abusivo contra los DD.HH. que registra nuestra historia. Sin embargo si realmente deseamos evocar la verdad, y no nos llevamos por el vulgar esnobismo de pensar como “se piensa”, o hablar de lo que “se habla”, debemos forzosamente reconocer que el infierno en Argentina no comenzó en 1976. Ya en 1964 se descubre y desmantela en Orán, el primer campamento guerrillero de que se tiene noticia, durante el Gobierno de don Arturo Humberto Illia. Y en 1970 el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), crea el ERP, que era un verdadero ejército de milicianos entrenados y preparados con estrategia militar, y armamento tan sofisticado como el de la policía o el ejército. En 1971 el grupo Montoneros, prometía desde la prensa, que iban a fusilar a los militares con sus propias armas, y ambos grupos generaban sus propios “Partes de Guerra”, en donde comunicaban a la opinión pública de sus ejecuciones de prisioneros, secuestros extorsivos, y atentados realizados o por realizar. Desde la década del 60 los Gobiernos sucesivos, tanto constitucionales como de facto, emprendieron medidas en contra de la subversión armada. La Cámara Penal Federal encarceló en 1970 a unos 1600 cabecillas guerrilleros, con lo que se esperaba que finalmente llegara la pacificación, pero tres años después se concedió la amnistía, y nuevamente el infierno abría sus puertas junto con las cárceles. Los atentados sangrientos se reproducían por centenares, y entonces como contrapartida, desde el Gobierno Constitucional surgió el “Terrorismo de Estado”, con la Triple A como herramienta de ataque, buscando sembrar el mismo terror que venían sembrando los grupos de ultra-izquierda. Un año antes del 24 de marzo de 1976, el Gobierno Constitucional ordenó exterminar a la subversión en Tucumán, y unos meses después a través del Decreto 2772/75, el entonces Presidente del Senado (Italo Luder), en ejercicio del Poder Ejecutivo de la Nación y con el acuerdo de sus Ministros, ordenó “aniquilar” a la subversión, dando vía libre a las FF.AA. y de Seguridad, para cumplir con ese mandamiento.
El Decreto 2772/75 fue firmado por Luder, Aráuz Castex, Vottero, Emery, Ruckauf, Cafiero y Robledo. Y las Fuerzas Armadas siguieron cumpliendo esa orden, mucho más allá del 24 de marzo de 1976. Sin embargo nada justifica el sistema represivo feroz, instaurado desde 1975 contra todo lo que representara la ultra-izquierda, o simplemente que se le pareciese. El Plan Cóndor estaba ya establecido en nuestro país, al igual que en Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia, con una aplicación normada y sistemática de la Doctrina Truman aprendida por los represores en Panamá, en la tristemente célebreEscuela de las Américas. Y la “Doctrina Truman” fue aplicada en el seguimiento, la vigilancia, la detención, los interrogatorios con torturas físicas y psíquicas, la desaparición forzada, y la muerte de todos los que de una u otra forma representaran, o parecieran representar una amenaza a lo que ellos consideraban el Orden Establecido. Pero en nuestro país la represión de Estado fue más allá, convirtiendo su causa en una Guerra de Aniquilación, en donde al mejor estilo de lo ocurrido en Armenia, o en la ex Yugoslavia, se buscó aniquilar hasta el recuerdo del enemigo. No solo existían campos de detención y tortura, sino que para eliminar el linaje de los entonces detenidos, se plagiaron y repartieron niños de corta edad, bebés nacidos en cautiverio, buscando hacer desaparecer hasta la simiente de quienes habían sido considerados enemigos. Al decir de la periodista María Rosa Grotti, “Una inmensa inmundez invadió nuestro mundo”, y es eso justamente lo que hoy estamos recordando. Un Pueblo que olvida los errores de su pasado está condenado a repetirlos, y los errores en nuestra Argentina, comprometieron tanto a civiles como a militares, dejando una secuela de odio, resentimiento y dolor, en los hijos de los asesinados de uno y otro bando. Desde la Masonería Argentina, hacemos votos por que finalmente la pacificación llegue a nuestra tierra, pero no una pacificación forzada, sino lograda a través del reconocimiento de lo que verdaderamente ocurrió, en la etapa más oscura y triste de la Historia de nuestra Patria.
Máximo E. Calderón
Gran Maestre
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