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El Mundo |7 Sep 2013 - 9:00 pm
El golpe contra Allende, 40 años después
El negociado de la dictadura
Hace cuatro décadas fue removido por la fuerza y, con la asistencia de Estados Unidos, el gobierno socialista de Chile.
Por: Juan Jorge Faundes SANTIAGO DE CHILE
El aniversario de la caída de Salvador Allende desató diversas protestas en Santiago de Chile por parte de quienes hoy defienden su legado. / EFE
El día martes 11 de septiembre de 1973 se dio comienzo en Chile a un negocio de proporciones mundiales, no sólo por la recuperación de minería, banca, industrias y latifundios que habían sido nacionalizados, estatizados o pasados a manos de los trabajadores durante el gobierno de la Unidad Popular, encabezado por el socialista Salvador Allende en los mil días que alcanzó a gobernar, sino además por la implantación de un modelo económico de libre mercado que desde entonces se desplegó por el planeta como un reguero de dólares.
Tal como asegura la canadiense Noemí Klein (La doctrina del shock, 2007), “el modelo económico de Friedman puede imponerse parcialmente en democracia, pero para llevar a cabo su verdadera visión necesita condiciones políticas autoritarias. La doctrina de shock económica necesita, para aplicarse sin ningún tipo de restricción —como en el Chile de los años 70, China a finales de los 80, Rusia en los 90 y Estados Unidos tras el 11 de septiembre—, algún tipo de trauma colectivo adicional, que suspenda temporal o permanentemente las reglas del juego democrático”.
Hoy Chile disfruta de los resultados del shock. En efecto, el ingreso mensual promedio del 1% más rico (unos 45 mil hogares) es de US$16.000. En 1990 la diferencia entre el ingreso autónomo de estos hogares y del 10% más pobre (unos 450 mil hogares) era de 84 veces. En 2009 la brecha aumentó a 123 veces (un 46%). Ahí está el alma de la tragedia. Hoy Chile es uno de los países del mundo con mayor brecha entre la pobreza y la riqueza, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En los países de la OCDE la diferencia entre el más rico y el más pobre es de nueve veces, en Chile es de 27 veces, según el organismo. Un estudio realizado por la consultora internacional Boston Consulting Group (BCG) también clasificó a Chile como el peor evaluado en lo que respecta a distribución de la riqueza.
El costo de tal transformación económica neoliberal en Chile, según los informes de las comisiones nacionales de Verdad y Reconciliación (Informe Rettig) y sobre Prisión Política y Tortura (Informe Valech), totalizó unas 35.000 personas víctimas directas de violaciones de los derechos humanos: de las cuales unas 28.000 fueron torturadas, unas 2.279 ejecutadas y unas 1.248 continúan desaparecidas. Además, unas 200.000 personas sufrieron el exilio y un número no determinado pasó por centros clandestinos e ilegales de detención sin ser sus casos registrados por las mencionadas comisiones.
La mano del gato que sacó las castañas, o que hizo el trabajo sucio, fue el general Augusto Pinochet Ugarte, entonces comandante en jefe del Ejército, quien encabezó en Chile el golpe de Estado que interrumpió de manera sangrienta el proceso que era conocido como “vía chilena al socialismo”, una alternativa pacífica, democrática e institucional, muy diferente de las estrategias insurreccionales y guerrilleras que hasta entonces se habían utilizado en América Latina y el mundo para instalar modelos que condujeran al socialismo. En el caso de Chile, las metas eran 40 medidas que implicaban nacionalización del cobre, áreas estatal, mixta y privada de la industria, alzas de salarios, nutrición, salud, educación y vivienda para la mayoría de la población, en contexto de democracia representativa, libertad de expresión, sindicalismo y pluralidad de partidos políticos. Pero no correspondían a un modelo económico ni político socialista, que desde los sectores más radicalizados de la izquierda, autodenominada revolucionaria, se motejaba a Allende, a la Unidad Popular y al Partido Comunista de reformistas.
En los sectores de la izquierda tradicional había fe y esperanza en la experiencia chilena, porque hasta entonces, según la ortodoxia marxista, ni Estados Unidos ni las burguesías locales permitirían que pacíficamente fueran nacionalizadas las materias primas, como el cobre en el caso chileno, ni que se estableciera la propiedad social de las industrias, de la banca, del gran comercio y del latifundio. Ya en el Manifiesto del Partido Comunista, Carlos Marx y Federico Engels habían sostenido que los objetivos comunistas “sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente”, aunque de manera estratégica y sucesiva, apoyando las revoluciones agrarias, o las burguesas, para finalmente luchar “contra la misma burguesía”. En el caso chileno, después de la Revolución Cubana, Estados Unidos estaría muy alerta a impedir en América Latina otra Cuba u otro Vietnam. Por eso, este intento pacífico y democrático era visto con interés por los ojos del mundo.
Sin embargo, desde el mismo día 4 de septiembre de 1970, cuando Salvador Allende resultó elegido presidente de la República de Chile en elecciones democráticas, se iniciaron las conspiraciones y acciones para derrocarlo, lideradas desde la Casa Blanca por el propio Richard Nixon, según se conoce hoy por investigaciones del Senado estadounidense, grabaciones desclasificadas y documentos de la CIA, también hechos públicos. El saliente gobierno del demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva inició una campaña para crear pánico económico, la derecha persistió en una campaña publicitaria del terror, y un grupo neofascista vinculado a la CIA asesinó al general René Schneider, Comandante en jefe del Ejército. Todo esto, antes de que Allende fuera confirmado por el Congreso el 4 de noviembre de ese mismo año.
Un año después, el día 5 de octubre de 1971, ante la decisión del presidente Salvador Allende de aplicar un impuesto al exceso de ganancias de las compañías mineras Annaconda y Kennecott, y no pagar compensaciones por nacionalizar sus minas, dice Nixon a Kissinger: “He decidido remover a Allende”. Y tras un breve diálogo ordenó: “Todo vale en Chile. Patéenlos en el culo. ¿Ok?” (la expresión exacta en inglés fue: “Kick ‘em in the ass”).
A las 8:45 de la mañana del día 11, cuando ya tenía claro que estaba haciendo frente a un golpe de Estado, Allende informa por radio a la población: “No tengo otra alternativa. Sólo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo. Si me asesinan, el pueblo seguirá su ruta, seguirá el camino con la diferencia quizá que las cosas serán mucho más duras, mucho más violentas, porque será una lección objetiva muy clara para las masas de que esta gente no se detiene ante nada (…) Permaneceré aquí en La Moneda incluso a costa de mi propia vida”.
A las 9:10 inició su último discurso que terminó así: “Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición… ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!” Luego tomó su fusil y con un puñado de leales combatió y soportó el bombardeo de los aviones de la Fuerza Aérea de Chile y luego, tras pedir a quienes sobrevivieron a la batalla que se rindieran, se descerrajó una ráfaga que le destapó el cráneo, versión oficial admitida por la familia. Cuando los vencedores llegaron a su despacho, ya estaba muerto.
El otro 11 de septiembre
1970
Septiembre
Salvador Allende gana las elecciones presidenciales con el 36,3 por ciento de los votos. En noviembre asume el poder y se convierte en el primer presidente marxista elegido democráticamente en América Latina. Su coalición obtiene casi 50% en elecciones municipales nacionales.
1973
Marzo - agosto
Huelgas de camioneros y comerciantes en contra del gobierno de Allende paralizan el país. Las manifestaciones se extienden a varios sectores. En las elecciones parlamentarias la oposición obtiene el 53% de los votos. En agosto, el presidente designa como comandante en jefe del Ejército al general Augusto Pinochet.
1973
Septiembre
Allende anuncia el 10 de septiembre plebiscito nacional para resolver la crisis, pero al día siguiente las Fuerzas Armadas encabezadas por Pinochet bombardean La Moneda, residencia presidencial. El presidente y un grupo de colaboradores resisten. En el asalto final, Allende se suicida. Una Junta de Gobierno asume el poder.
1974
Diciembre
El general Augusto Pinochet asume como presidente de la República, conserva la jefatura del ejército y la Junta actúa como Poder Legislativo. Comienzan las desapariciones de opositores. Cuatro años después, aparecen los cadáveres de 15 campesinos. Es el primer caso de desaparecidos que revela la prensa del país.
1981
Marzo
Pinochet jura como el primer presidente bajo una nueva Constitución. Dos años después comienzan las protestas contra el régimen militar. En agosto de 1988 la Junta Militar designa a Pinochet como el candidato del régimen para que gobierne hasta 1998, pero el dictador pierde un plebiscito y se convocan elecciones democráticas el siguiente año.
1989
Diciembre
El candidato presidencial de la oposición Patricio Aylwin gana las elecciones. Pinochet conserva el mando del ejército. En 1991, una comisión oficial establece que durante la dictadura murieron 3.065 opositores y 132 uniformados. En 1998 el Partido Comunista presenta la primera querella contra Pinochet por genocidio, secuestros y asesinatos.
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