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Gloria Barreto, la historia de la mujer que defendió a la Policía
Por: VANESA CASTRO |
Dice que no se siente una heroína. Se describe como una "guerrera, luchadora y con mucha humildad".
Gloria Barreto salió de su casa, en San Cristóbal, en el suroriente de Bogotá, el pasado jueves, el día del paro nacional, con la intención de hacer un reclamo porque la factura del agua le llegó muy costosa este mes. Sin embargo, ese día, y sin proponérselo, ella terminó en la mitad de los violentos disturbios, cerca de la plaza de Bolívar, y defendió con su vida a los policías del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad). (Vea aquí las fotos de Gloria Barreto, una luchadora con humildad)
Una secuencia fotográfica, del reportero gráfico Milton Díaz, de EL TIEMPO, la muestra conteniendo a los vándalos, que arrojaron piedras, palos y sillas contra los uniformados. El viernes, cuando su foto salió en la portada de este diario, cuenta que lloró de la emoción.
Hoy, Gloria asegura que no se siente una heroína, como muchos la llaman. A sus 60 años, prefiere describirse como una "guerrera, luchadora y con mucha humildad".
“Yo estaba en la mitad de todo y mi única defensa era la oración”, cuenta, sentada en su casa, mientras muestra unos ‘moretones’ en sus brazos.
Esos ‘moretones’, de los que no se arrepiente, fueron causados por los manifestantes que, al verla protegiendo al Esmad, trataron de quitarla de allí a la fuerza. “Ellos no querían hacerme daño y por eso intentaban sacarme”, dice.
Según ella, los rostros de los manifestantes reflejaban "falta de amor" y una "furia interna en su corazón". Por eso, dice que quería abrazarlos para calmarlos. “Con cada abrazo yo les inyectaba amor”, afirma.
Antes de ponerse como escudo humano, en la esquina de la Casa del Florero, sobre la carrera 7a., Gloria ya había defendido a los uniformados. La sorprendieron algunas pancartas de los manifestantes. “Había unos mensajes horribles y los jóvenes se reían de la autoridad. No me aguanté y le arranqué la pancarta a uno de ellos y le dije: eso no se hace muchacho”, cuenta.
Por una hora, ella presenció los disturbios. Y frente a la pregunta que rondaba en su cabeza de “¿qué estoy haciendo acá? porque el ridículo no puede ser”, tuvo la convicción de que tenía que ayudar a apaciguar los enfrentamientos.
Los rostros de las mujeres, detrás de los cascos del Esmad, le recordaron a Antonia, su hija menor de 22 años. De allí surgió ese instinto natural de protección. Además, afirma que siente una gran admiración por quienes pertenecen a la Fuerza Pública. “Soy una convencida de que toda autoridad viene de Dios y por eso hay que respetarla”, agrega.
Quizá esa admiración comenzó a crecer cuando era una joven peluquera, en su natal Mámbita (Cundinamarca). Allí, por 300 pesos, les cortaba el pelo a varios uniformados del Ejército.
Actualmente, Gloria vive en una casa del barrio Granada Sur, en San Cristóbal, que se diferencia de las demás casas porque en el tercer piso sobresale una gran bandera con el tricolor colombiano.
“Siempre la tengo ahí porque amo mi país, no solo la saco en las festividades”, aclara.
Vive con una gata, una perra y con sus inquilinos: cinco personas a quienes les arrienda habitaciones. Sus dos hijas (de 22 y 40 años) viven en otros sectores de la ciudad.
El pasado viernes en la mañana, luego de la llamada de su hija menor y de su madre, quienes le preguntaron por su salud después de ver las fotos en EL TIEMPO y en ELTIEMPO.COM, se enteró que su valentía había sido retratada por este diario.
“No entendía lo que pasaba, ni por qué salía en el periódico. Pensé que había hecho algo malo porque yo no le había contado a nadie lo que hice el jueves. Me devolví a la casa en silencio”, recuerda.
Sus familiares prefirieron no contarle que se estaba destacando su valentía, y esperaron a que ella misma viera las imágenes. Entonces, Gloria salió a comprar el periódico, vio sus fotos, y con la humildad que la caracteriza, no pudo evitar llorar.
La Policía Metropolitana de Bogotá anunció que le hará un homenaje público en los próximos días. El coronel Carlos Meléndez, comandante operativo de la institución, la nombró ‘madrina oficial’ de la Policía.
“Por su heroísmo, por exponer su vida, usted se ubicó en medio de las personas violentas y la Policía. Las imágenes muestran la valentía que usted tuvo”, le dijo Meléndez a Gloria, este sábado, en un encuentro en la plaza de Bolívar, propiciado por Citynoticias.
Gloria señala que aún tiene rezagos de lo que vivió en la manifestación. Cuenta que, por momentos, le duele la cabeza y que, de vez en cuando, se le escurren las lágrimas con algunos parpadeos. “Primero por el efecto de los gases lacrimógenos y segundo por el sentimiento de gratitud de haber logrado mi objetivo”, dice esta mujer, considerada la heroína del violento paro que sufrió Bogotá.
VANESA CASTRO
REDACTORA DE EL TIEMPO ZONA
vancas@eltiempo.com
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