jueves, 5 de diciembre de 2013

MANDELA Y EL ESFUERZO POR RECONCILIAR UN PAIS FRAGMENTADO...

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Mandela y el esfuerzo por reconciliar un país fragmentado


El fallecido líder sudafricano luchó contra el racismo, y se la jugó por la unión y el diálogo por encima del odio y el resentimiento.





Mandela (izq) recibe el Nobel de Paz en 1993, junto Frederik de Klerk, último presidente del 'apartheid'. AFP


Nelson Mandela pasó casi un tercio de su vida en la cárcel por haber luchado contra el apartheid, pero en los años 90 dirigió la transición hacia una democracia multirracial.

El 11 de febrero de 1990, los ojos del mundo se concentraban en el paso firme con el que el que Nelson Rolihlahla Mandela abandonaba la prisión Victor Verster, en una de las más poderosas imágenes de nuestro tiempo, tras haber permanecido 27 años tras las rejas.

El prisionero número 46664 abrazó a las mismas personas que lo habían encarcelado y habían brutalizado a otros negros y puso toda su energía en lograr una "verdadera reconciliación", en un país devastado por tres siglos de segregacionismo impuesto por la minoría blanca.

Por esta lucha, Mandela recibió en 1993 el premio Nobel de Paz, junto al último presidente de la era del ‘apartheid’ y su interlocutor en la transición: Frederik de Klerk. En 1994 fue elegido triunfalmente jefe de Estado, con un mandato de cinco años, tras el cual se retiró de la política interna.

El arzobispo anglicano Desmond Tutu, otro Nobel de la Paz y conciencia moral de Sudáfrica, lo definió como "un icono mundial de la reconciliación".

En 1962 arrestado y fue condenado a cadena perpetua en 1964 bajo acusaciones de sabotaje y conspiración.

Sin embargo, en su juicio, en lugar de defenderse pregonó contra la discriminación en una proclama que adelantó su destino: "He dedicado toda mi vida a luchar por los africanos. He luchado contra la dominación blanca y también contra la dominación negra. Acojo el ideal de una sociedad libre y democrática. Por ese ideal estoy dispuesto a morir".

Y treinta años más tarde, el 10 de mayo de 1994, asumía la presidencia manteniendo su inquebrantable profesión de fe: "Estamos forjando una alianza que nos permitirá construir una sociedad en la que todos los sudafricanos, negros y blancos, puedan caminar con la cabeza alta (...), una nación arco iris en paz consigo misma y con el mundo", declaró.

En sus años de encierro, se había propuesto entender a sus adversarios; estudió su lengua —el afrikaaner— y su poesía, y tendió puentes con ellos.
La vida de un rebelde

Mandela nació el 18 de julio de 1918 en el Transkei, en el seno de un clan real. Su padre le llamó Rolihlahla, "el que trae problemas" en lengua xhosa, y un maestro le añadirá Nelson.

Mandela manifestó muy pronto un espíritu rebelde y es expulsado de la universidad negra de Fort Hare por un conflicto sobre la elección de representantes estudiantiles.

En Johannesburgo, el pasante de abogado, aficionado a las mujeres y al boxeo, milita en el Congreso Nacional Africano (CNA) y figura entre los fundadores de la Liga de la Juventud de ese partido.

Decide endurecer la lucha ante un régimen que en 1948 había institucionalizado el apartheid. Es detenido en varias ocasiones y en 1956 es juzgado una primera vez, aunque es absuelto.

En 1957 es nombrado jefe del CNA, que da el salto a la lucha armada tras ser ilegalizado en 1960. Durante sus años de reclusión en la isla-prisión de Robben Island o desde otras celdas, Mandela inspirará a sus compañeros.

A partir de 1985, el régimen del apartheid, asfixiado por las sanciones internacionales y la incesante rebelión interna, inicia contactos secretos con el CNA.

Venerado por los negros, se gana poco a poco el afecto de los blancos, pasmados por su falta de resentimiento. Una actitud simbolizada en 1995 cuando viste la casaca de la selección nacional de rugby, deporte emblemático de los antiguos señores blancos, en la final del Mundial que ganan los Springboks sudafricanos.

Tras su retiro de la política, oficia de mediador en el proceso de paz en Burundi, en el caso Lockerbie (que oponía a Libia y Gran Bretaña) y —sin éxito— en Medio Oriente.

También puso su prestigio al servicio de causas como la lucha contra el sida, que topaba con numerosos prejuicios en Sudáfrica, y por la infancia desfavorecida.

Ambos temas lo tocaron de cerca: la prisión impidió ver crecer a su progenitura y el sida le arrebató en 2005 al mayor de sus hijos, Makgatho.

Tuvo cinco, de sus matrimonios con Evelyn Wase (1944) y con Winnie Madikizela (1958). A los 80 años se casó con Graça Machel (viuda del presidente mozambiqueño Samora Machel), 27 años menor que él.

AFP

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