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Mandela y el esfuerzo por reconciliar un país fragmentado
El fallecido líder sudafricano luchó contra el racismo, y se la jugó
por la unión y el diálogo por encima del odio y el resentimiento.
Mandela (izq) recibe el Nobel de Paz en 1993, junto Frederik de Klerk, último presidente del 'apartheid'.
AFP
Nelson Mandela pasó casi un tercio de su vida en la cárcel por
haber luchado contra el apartheid, pero en los años 90 dirigió la
transición hacia una democracia multirracial.
El 11 de febrero de 1990, los ojos del mundo se concentraban en el
paso firme con el que el que Nelson Rolihlahla Mandela abandonaba la
prisión Victor Verster, en una de las más poderosas imágenes de nuestro
tiempo, tras haber permanecido 27 años tras las rejas.
El prisionero número 46664 abrazó a las mismas personas que lo habían
encarcelado y habían brutalizado a otros negros y puso toda su energía
en lograr una "verdadera reconciliación", en un país devastado por tres
siglos de segregacionismo impuesto por la minoría blanca.
Por esta lucha, Mandela recibió en 1993 el premio Nobel de Paz, junto
al último presidente de la era del ‘apartheid’ y su interlocutor en la
transición: Frederik de Klerk. En 1994 fue elegido triunfalmente jefe de
Estado, con un mandato de cinco años, tras el cual se retiró de la
política interna.
El arzobispo anglicano Desmond Tutu, otro Nobel de la Paz y
conciencia moral de Sudáfrica, lo definió como "un icono mundial de la
reconciliación".
En 1962 arrestado y fue condenado a cadena perpetua en 1964 bajo acusaciones de sabotaje y conspiración.
Sin embargo, en su juicio, en lugar de defenderse pregonó contra la
discriminación en una proclama que adelantó su destino: "He dedicado
toda mi vida a luchar por los africanos. He luchado contra la dominación
blanca y también contra la dominación negra. Acojo el ideal de una
sociedad libre y democrática. Por ese ideal estoy dispuesto a morir".
Y treinta años más tarde, el 10 de mayo de 1994, asumía la
presidencia manteniendo su inquebrantable profesión de fe: "Estamos
forjando una alianza que nos permitirá construir una sociedad en la que
todos los sudafricanos, negros y blancos, puedan caminar con la cabeza
alta (...), una nación arco iris en paz consigo misma y con el mundo",
declaró.
En sus años de encierro, se había propuesto entender a sus
adversarios; estudió su lengua —el afrikaaner— y su poesía, y tendió
puentes con ellos.
La vida de un rebelde
Mandela nació el 18 de julio de 1918 en el Transkei, en el seno de un
clan real. Su padre le llamó Rolihlahla, "el que trae problemas" en
lengua xhosa, y un maestro le añadirá Nelson.
Mandela manifestó muy pronto un espíritu rebelde y es expulsado de la
universidad negra de Fort Hare por un conflicto sobre la elección de
representantes estudiantiles.
En Johannesburgo, el pasante de abogado, aficionado a las mujeres y
al boxeo, milita en el Congreso Nacional Africano (CNA) y figura entre
los fundadores de la Liga de la Juventud de ese partido.
Decide endurecer la lucha ante un régimen que en 1948 había
institucionalizado el apartheid. Es detenido en varias ocasiones y en
1956 es juzgado una primera vez, aunque es absuelto.
En 1957 es nombrado jefe del CNA, que da el salto a la lucha armada
tras ser ilegalizado en 1960. Durante sus años de reclusión en la
isla-prisión de Robben Island o desde otras celdas, Mandela inspirará a
sus compañeros.
A partir de 1985, el régimen del apartheid, asfixiado por las
sanciones internacionales y la incesante rebelión interna, inicia
contactos secretos con el CNA.
Venerado por los negros, se gana poco a poco el afecto de los
blancos, pasmados por su falta de resentimiento. Una actitud simbolizada
en 1995 cuando viste la casaca de la selección nacional de rugby,
deporte emblemático de los antiguos señores blancos, en la final del
Mundial que ganan los Springboks sudafricanos.
Tras su retiro de la política, oficia de mediador en el proceso de
paz en Burundi, en el caso Lockerbie (que oponía a Libia y Gran Bretaña)
y —sin éxito— en Medio Oriente.
También puso su prestigio al servicio de causas como la lucha contra
el sida, que topaba con numerosos prejuicios en Sudáfrica, y por la
infancia desfavorecida.
Ambos temas lo tocaron de cerca: la prisión impidió ver crecer a su
progenitura y el sida le arrebató en 2005 al mayor de sus hijos,
Makgatho.
Tuvo cinco, de sus matrimonios con Evelyn Wase (1944) y con Winnie
Madikizela (1958). A los 80 años se casó con Graça Machel (viuda del
presidente mozambiqueño Samora Machel), 27 años menor que él.
AFP
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