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PERIODISTA LINTERNA ROJA
LOS SONIDOS DEL SILENCIO
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La voz rebelde de la literatura
Alberto Rivera
El Diario del Otún
El Diario del Otún
El escritor Julián Chica ganó el XXVIII Concurso Nacional de Novela Ciudad de Pereira 2011. Para muchos un reconocimiento tardío dada la labor que durante toda su vida ha desplegado este poeta, historiador y gestor cultural que muchos reconocen como la voz rebelde cuando de reclamar atención hacia los trabajadores de la cultura se refiere.
Chica tiene 56 años y da ejemplo de actividad permanente y sin descanso en materia cultural. No da fácil su brazo a torcer, es lineal, buen amigo y consejero y este reconocimiento lo pone a la par entre los mejores escritores del país.
"Mi querida enemiga", la novela ganadora le encamina sus pasos de nuevo por la narrativa, tras haberse dedicado a la poesía con pasión desbordante. "Creo que hay premios que uno debe recibirlos no con humildad, sino con la austeridad y la prudencia propia de quien apenas inicia su camino, porque todo premio trae consigo los más variados y diversos amores y odios propios de este medio en el que nos desenvolvemos", señala.
Una sinopsis de la novela para los lectores que la esperan...
- A juicio del jurado es una novela de iniciación romántica y erótica en la que el personaje es objeto de dos momentos conectados con la permanente búsqueda y exploración del lado femenino a partir de la proximidad cotidiana que mantiene con su hermana gemela, de donde se sugiere muy veladamente cierta relación incestuosa.
El primer momento tiene que ver con el manejo de una cantera invadida por colonos que él hereda, y en cuyo proceso de recuperación protagoniza una complicada relación erótica con la secretaria de las abogadas, y luego con la hermana de ésta y finalmente con la hija del administrador; y el segundo, tiene que ver con la dulce toma de escopolamina que le da una bella mujer quien utiliza todos sus encantos cuando éste sale de viaje para la capital a recibir el cheque de un consorcio, y luego de recuperarse de esta agresión que casi le cuesta la vida, pero sin resentimientos contra ese lado femenino de toda mujer fatal, vuelve sobre sus pasos al reencuentro con una bella dama con quien consuma una apasionada relación.
¿Dónde se desarrolla?
- La localización geográfica de la novela no aparece explícita en la obra pero hace alusión al territorio hipotético de una Pereira con una calle larga, como la tienen muchas poblaciones cuyo perímetro urbano se ve alterado por el poblamiento anormal de cinturones de miseria e invasiones que alteran irremediable las dinámicas de esa sociedad y hacen transición a lo que son hoy las ciudades intermedias.
- La localización geográfica de la novela no aparece explícita en la obra pero hace alusión al territorio hipotético de una Pereira con una calle larga, como la tienen muchas poblaciones cuyo perímetro urbano se ve alterado por el poblamiento anormal de cinturones de miseria e invasiones que alteran irremediable las dinámicas de esa sociedad y hacen transición a lo que son hoy las ciudades intermedias.
¿Para qué sirve ganar un premio como este?
- El premio es un paso para salir de la invisibilidad en estos menesteres. Pero el punto no es por el estímulo económico o el boom de haber ganado un premio; me parece que lo más importante es que se trata de una obra literaria que le ha de aportar unos valores agregados al desencriptamiento de la ciudad, y que va a trascender más allá del tiempo cronológico de su propio autor. En lo profesional, pienso que es una oportunidad para seguir trabajando hasta encontrar un lenguaje propio en dicho género porque es el reconocimiento a una obra capaz de trascender al individuo mismo que la ha escrito, y como texto escrito es un hijo más que tiene que valerse por sí mismo.
Su poesía es de tonos variados, pasa fácilmente de los textos elaborados a la antipoesía, y a expresiones eróticas. ¿cómo logra esa variedad literaria?
- Probablemente sea el resultado de una búsqueda insistente y personal por encontrar un lenguaje propio con el cual poder decir las cosas, animado por la idea de la innovación en las experimentaciones literarias. Me considero, ante todo, un tallerista literario que cree profundamente en el valor de la autocrítica, y por ende, en la crítica cuando está bien fundamentada, y no se alimenta del libelo destructivo, con lo que ciertos seudo-intelectuales se solazan.
¿Se considera más poeta o narrador?
- La poesía en mí se remonta a los primeros años de mi infancia, desde cuando mi padre, Amador Chica, me convirtió en declamador; y jóvenes mayores que yo me contrataban para que les escribiera cartas de amor para sus novias. Y aunque en una entrevista la literata Cecilia Caicedo aseveraba que ella me conocía más como poeta, desde mi primer libro “Zodíaco de Flechas”, en 1993, cuando llenamos el teatro Santiago Londoño y pudimos contar con la actuación académica de Eduardo López Jaramillo, lo cierto es que en el exquisito y exigente círculo de la poesía, mi nombre no deja de ser más que un hecho muy local, al punto que se me conozca más bien como gestor. El otro asunto tiene que ver con mi trabajo con la historia, con lo que me siento bastante cómodo como narrador, pedagogo y ensayista histórico como lo demuestra mi experiencia literaria en ese campo. Además, tengo algunos ensayos inéditos sobre tanatología, suicidio, la filosofía de Danilo Cruz Vélez, y asuntos sociológicos.
Usted es Consejero de Literatura ante el Ministerio de Cultura. ¿Hay de verdad interés desde lo oficial para brindarle apoyo a los escritores?
- Ese interés sí existe desde algunos sectores de lo nacional, sin embargo los procesos son muy lentos. Hasta hace cinco años en el Ministerio de Cultura no existía área de literatura dentro del organigrama de la dirección de artes, como quiera que sólo se reconocían como líneas artísticas, y con presupuestos la música, el teatro, la danza y la plástica.
Esa lucha para que se reconociera el área de literatura se venía dando desde la base de la pirámide de los escritores, mucho antes de la creación del ministerio, y año tras año se seguía dilatando desde las instancias del poder. También hay que reconocer que el universo literario colombiano está distribuido por castas y tiene ciudadanos de primera, de segunda y de tercera, igual a como está distribuida nuestra sociedad.
Está lleno de islas, y la mayoría de la gente buena que edita y autoedita por su cuenta, y le aporta valores agregados a la sociedad desde sus palestras literarias, no es solidaria en esa lucha, y lo que es peor: no se interesa en el poder de la palabra para incidir en esas transformaciones que se necesitan.
En cuanto a lo de brindarle apoyo a los escritores, tiene que ver con esos cambios de actitud y pensamiento que se requiere en nuestra dirigencia, porque nuestros alcaldes, concejales, diputados y parlamentarios no tienen campo en sus agendas sino para el cemento y el garrote. Aún no entienden que la cultura es la única herramienta para construir legalidad, progreso y paz en las ciudades de Colombia.
Escritores valiosos
¿Cuál es su percepción de la literatura pereirana, de quienes la protagonizan y a quiénes destaca en ese campo?
- En Pereira no se advierte en verdadero liderazgo que jalone e incluya a todos los actores que giran en torno a la literatura, porque sigue siendo un sector poblacional muy fragmentado, politizado y asediado de islas y de francotiradores que ven en ese esfuerzo una gesta, una maravillosa causa, pero que no es más que el ejercicio de un individualismo muy mal entendido. Pereira tiene escritores muy valiosos, aunque desconocidos para el sistema cultural y educativo, o en el peor de los casos, confinados al olvido; es el caso de la antologista y escritora Cecilia Caicedo, Leonardo Fabio Marín, Yorlady Ruiz, Adelnide Giraldo Herrera, Héctor Escobar Gutiérrez “El Diablo”, Jaime Ochoa Ochoa, Aurelio Tavera y Juan Alberto Rivera; en fin, la lista es larga.
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