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Madrid, 9 jun (EFE).- Una década después de que Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez dieran la espantada en la Asamblea de Madrid e impidiesen así la llegada de Rafael Simancas a la Presidencia de la Comunidad, ninguno de los principales protagonistas del denominado "tamayazo" sigue en primera línea de la política.
Tamayo, tras ser expulsado del Partido Socialista de Madrid, fundó "Nuevo Socialismo" para concurrir a la repetición de los comicios autonómicos de 2003, en los que apenas cosechó 6.000 votos, insuficientes para acceder al Parlamento regional.
En 2008, anunció su vuelta a la arena política con las siglas del Partido Socialdemócrata (PSD), que en su día fundó el ministro de Asuntos Exteriores socialista Francisco Fernández Ordóñez, pero su regreso pasó con más pena que gloria.
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Actualmente se dedica a los negocios inmobiliarios en Guinea Ecuatorial, porque "se ha tenido que ir de España para ganarse la vida", han explicado a Efe fuentes cercanas al exdiputado socialista.A principios del pasado mes de abril, Tamayo también fue noticia, ya que su padre, de 79 años, fue hallado ahogado en el cauce del río Jarama, cerca de la confluencia con el río Lozoya, en el término del municipio madrileño de Patones.
Su compañera de andanzas y desventuras políticas, María Teresa Sáez, se presentó con "Nuevo Socialismo" a las segundas elecciones autonómicas madrileñas de 2003, pero, tras su fracaso electoral, volvió al anonimato y se reincorporó a su plaza de administrativa en el Hospital 12 de Octubre de Madrid.
José Luis Balbás, considerado como jefe de la corriente interna socialista Renovadores por la Base, que ayudó a aupar a José Luis Rodríguez Zapatero al frente de la Secretaría General del PSOE, fue expulsado del partido por su "evidente complicidad" con Tamayo y Sáez.Balbás, en la actualidad, es auditor, asesor financiero, tertuliano televisivo y colaborador de medios de comunicación.
Ricardo Romero de Tejada, exalcalde de Majadahonda y secretario general del PP madrileño en junio de 2003, también se vio involucrado en el "tamayazo", ya que recibió en su despacho a Francisco Bravo Vázquez, uno de los empresarios que, según el PSOE, habían "amparado" a Tamayo y Sáez.
El último cargo público que ha ocupado Romero de Tejada ha sido en el Consejo de Administración de Caja Madrid, donde aprobó las operaciones que han llevado a Miguel Blesa a la cárcel.
El gran damnificado de la deserción de Tamayo y Sáez fue el socialista Rafael Simancas, que, a pesar de haber suscrito un pacto con IU, se quedó a las puertas de ser presidente de la Comunidad de Madrid.
El 26 de octubre de 2003 y en mayo de 2006, volvió a encabezar la candidatura de los socialistas madrileños, pero fracasó en su intento de desbancar a Esperanza Aguirre.
Simancas ha sido senador y, actualmente, es diputado en el Congreso de los Diputados, donde es portavoz del PSOE en la Comisión de Fomento.
Medio año después del "tamayazo", el 19 de noviembre de 2003, Esperanza Aguirre fue investida presidenta de la Comunidad de Madrid, tras haberse impuesto, esta vez por mayoría absoluta, en las segundas elecciones autonómicas de aquel año.
A partir de entonces, acaparó un gran protagonismo político; se convirtió en presidenta del PP de Madrid; salió ilesa, junto a Mariano Rajoy, de un accidente de helicóptero y de una serie de atentados en la ciudad india de Bombay, y sobrevivió a un cáncer de mama.
Sin embargo, en septiembre del año pasado, anunció por sorpresa que dejaba la Presidencia de la Comunidad de Madrid, aunque sigue siendo la líder de los populares madrileños, mientras trabaja en el sector privado en un firma de cazatalentos.
Quien sí que sigue metido de hoz y coz en política, y en primera línea, es otro de los protagonistas, aunque con un papel secundario, del "tamayazo", Alberto Ruiz-Gallardón.
El actual ministro de Justicia se vio obligado a compatibilizar durante unos meses el cargo de presidente madrileño en funciones y el de alcalde de Madrid.
Diez años después, aún hay quien insiste en que aquellos sucesos no se investigaron lo suficiente y recuerda que la Fiscalía miró hacia otro lado. "Seguimos sin saber qué pasó ahí. Yo digo para mí que alguien puso el dinero y otros corrieron", reflexiona el expresidente madrileño Joaquín Leguina. EFE
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