Ciudadanos con antifaces y camisetas negras marcharon el domingo por las principales ciudades de Colombia, en una jornada de protesta contra la corrupción, pero la movilización no contó con el apoyo esperado en la mayoría de las 22 ciudades convocadas, constataron periodistas de AFP.
"Esta es una protesta en contra de la clase dirigente colombiana. Los ciudadanos estamos cansados de la corrupción. Los antifaces negros simbolizan a los políticos que se enmascaran para robar los dineros públicos", dijo a la AFP el escritor y guionista Gustavo Bolívar, quien convocó la marcha.
Según Bolívar, "los jóvenes empezaron a marchar en Egipto, luego fue la clase media en España, después los estudiantes en Chile, le llegó el turno a los ciudadanos de nuestro país. Estos son los indignados pero en Colombia", anotó.
En Bogotá, con arengas como "arriba la educación, abajo la corrupción" y "los políticos nos están robando", los cerca de 700 participantes rechazaron los presuntos escándalos de corrupción durante el gobierno de Alvaro Uribe (2002-2010) y de la administración del suspendido alcalde de la capital, Samuel Moreno.
Aunque la manifestación no tenía un objetivo político, fue notoria la asistencia de los candidatos a las elecciones de octubre, en donde se escogerá al sucesor de Moreno, entre ellos el izquierdista Gustavo Petro, el liberal David Luna y el indigenista Antanas Mockus.
En otras ciudades como Medellín (noroeste), Cartagena y Barranquilla (norte) y Bucaramanga, (noreste), la presencia en la movilización fue mínima, de entre 40 y 100 personas, constataron periodistas de AFP.
Al término de las movilizaciones, y en cada ciudad participante, los organizadores de la marcha habían previsto anunciar los nombres de los ganadores de los premios "Carroña", que pretenden ser otorgados a los políticos y funcionarios más corruptos en la historia del país.
"Se llaman 'Carroña' porque los políticos corruptos son unos buitres para la ciudadanía", explicó Bolívar.
A largo plazo, según el escritor, los promotores de la protesta apuntan a generar un movimiento ciudadano ("Manos limpias") con el fin de reformar el Congreso de la República.
"Queremos reducir el número de congresistas a 101 miembros (de un total de 268). Eso le ahorraría al país mucho dinero. Además sería mejor que ganaran por sesión y así los ciudadanos dejaríamos de pagar sus prestaciones", concluyó.
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