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ATENAS (AP) — Cientos de jóvenes saquearon tiendas en el centro de Atenas y se enfrentaron con la policía antimotines durante una manifestación masiva contra dolorosas medidas de austeridad aprobadas preliminarmente el miércoles por el Parlamento.
Los disturbios se produjeron en el primer día de una huelga general de 48 horas que paralizó los servicios en gran parte de Grecia, provocando que los vuelos quedaran varados por horas, los transbordadores permanecieran en los puertos y las agencias aduanales, las tiendas y los bancos no operaran.
Más de 100.000 personas salieron a las calles de la capital griega para manifestarse contra el proyecto de austeridad, que incluye nuevos aumentos de impuestos, mayores recortes a las pensiones y los salarios, la suspensión con sueldo reducido de 30.000 servidores públicos y la suspensión de los contratos colectivos de trabajo.
Los acreedores internacionales han exigido las reformas antes de dar a Grecia su próxima partida de fondos, de unos 8.000 millones de euros (11.000 millones de dólares). Atenas sostiene que se quedará sin dinero dentro de un mes sin esa ayuda, aportada por sus socios de la eurozona y el Fondo Monetario Internacional.
Pero los ciudadanos griegos dijeron que ya están muy afectados por más de año y medio de medidas de austeridad.
"Ya no podemos soportarlo ni un momento más. Hay desesperación, enojo y amargura", dijo Nikos Anastasopoulos, jefe de un sindicato de trabajadores en una municipalidad de Atenas, cuando se unía a la manifestación horas antes en el día.
El proyecto de ley fue aprobado en forma preliminar el miércoles por la noche en el Parlamento de 300 integrantes, con 154 votos a favor y 141 en contra. El jueves se llevará a cabo una segunda votación en torno a los artículos de la propuesta.
Sólo después de ese procedimiento se considerará que el proyecto de ley ha sido aprobado. Un sindicato respaldado por el partido comunista ha prometido que rodeará el Parlamento el jueves en un intento por impedir que los diputados entren en el edificio para el procedimiento.
Horas antes de la votación, una de las manifestaciones más grandes en años en Atenas se tornó violenta cuando cientos de jóvenes encapuchados arrojaron bombas incendiarias a policías antimotines frente al Parlamento, así como trozos de mármol desprendidos de edificios, estaciones del metro y aceras.
La policía respondió con gases lacrimógenos y granadas de estruendo.
Las autoridades dijeron que 50 policías resultaron heridos en los choques, así como al menos tres manifestantes, mientras que 33 personas fueron detenidas para ser interrogadas o arrestadas por presunta participación en los disturbios. Al menos tres periodistas que cubrían los sucesos sufrieron heridas leves.
Las nuevas medidas han provocado incluso que algunos legisladores de los socialistas en el poder amenacen con no votar en al menos algunos artículos del proyecto. Pero el ministro de Finanzas Evangelos Venizelos dijo a los legisladores que los griegos no tienen otra opción que aceptar las dificultades.
"Tenemos que explicarle a todas estas personas indignadas que ven cambiar sus vidas que lo que el país está experimentando no es la peor etapa de la crisis", señaló.
"Es un esfuerzo angustioso y necesario para evitar el nivel más profundo, duro y final de la crisis. La diferencia entre una situación difícil y una catástrofe es inmensa", agregó.
La violencia continuó mucho después de que hubo concluido la manifestación del miércoles. La policía corría por las calles en choques con los jóvenes, los cuales establecían barricadas en llamas en las rutas aledañas a la Plaza Syntagma, la principal de Atenas, y cerca del área turística de Monastiraki.
Espeso humo negro se elevaba de la basura y paradas de autobús en llamas, y las amplias avenidas de la capital estaban llenas de escombros. Una bomba de gasolina prendió fuego a un puesto de guardias presidenciales en la Tumba del Soldado Desconocido frente al Parlamento.
En Salónica, la segunda ciudad más grande de Grecia, los inconformes desbarataron las fachadas de unas 10 tiendas que permanecían abiertas, así como cinco bancos y cajeros automáticos. La policía les arrojó gases lacrimógenos y granadas de estruendo.
Integrantes de todos los sectores productivos —dentistas, médicos de hospitales y abogados hasta propietarios de tiendas, trabajadores fiscales, farmacéuticos, maestros y trabajadores portuarios— no se presentaron a trabajar. El paro continuará el jueves.
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