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2013-11-25
Conflicto armado
Ex ideólogo de las FARC critica contradicciones del grupo
Por Sylvia Zárate para Infosurhoy.com
BOGOTÁ, Colombia – Su oposición a las alianzas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con las bandas criminales (BACRIM) lo convirtió en blanco de la guerrilla que él mismo ayudó a crear.
El 18 de septiembre el ideólogo del frente 18 de las FARC
Medardo Maturana, alias “el Negro Tomás”, dejó atrás 23 años de
subversión para salvar su vida y la de su compañera sentimental, Claudia
Albani, alias “Yuliza”, con quien había compartido 12 años en la selva.
“Esas alianzas están fuera de los ideales que teníamos, pero no
se puede criticar a un comandante porque lo lleva en la mira (…) yo no
compartí esos acuerdos con las BACRIM que no iban a aportarle nada al
movimiento y eso llevo a que me calificaran de insubordinación”, dijo
Maturana, de 53 años, en una entrevista exclusiva con Infosurhoy.com.
Por sus críticas, el miembro del secretariado de las FARC Felix
Antonio Muñoz Lascarro, alias “Pastor Alape” convocó un consejo de
guerra para juzgar a “el Negro Tomás”, quien fuera encargado del
adoctrinamiento de cientos de jóvenes en el norte del departamento de
Antioquia.
Para presionarlo todavía más, Alape le ordenó que abandonara a
alias “Yuliza”, quien cumplía con labores de enfermería y comunicaciones
en el campamento.
“Ellos sabían que no iba a dejarla, era la única persona en la
que podía confiar, mi mujer, con la cual yo compartía la caleta o
cambuche (carpa donde descansan los guerrilleros en el campamento en la
selva) y fui yo quien la metió en la guerrilla, pues la conocí cuando
era civil”, dijo.
Maturana luego comprendió que si no aceptaba las órdenes de sus superiores, lo iban a matar.
“Sabía que de ese consejo de guerra yo no salía vivo, pero todo
es un proceso y en la guerra no puede usted hacer nada a la carrera,
porque una mínima equivocación es fatal. Debe tener todo muy bien
planificado, porque una deserción allá es la vida o la muerte”, aseveró.
En medio de su angustia, “el Negro Tomás” planeó el escape junto a su compañera.
“Como yo era de la dirección tenía autonomía para salir”, dijo.
“Empacamos los equipos y nos vinimos en bestia (burro), desde las 4 de
la tarde hasta las 7 de la mañana, pero salimos tranquilos. Cuando se
enteraron en las FARC nosotros ya estábamos en Medellín”.
Proceso de paz: Una estrategia de guerra
Maturana advirtió que hay una contradicción total entre lo que
proponen las FARC en la mesa de diálogo con el gobierno y lo que se
difunde al interior del grupo armado.
“Es otra forma de lucha”, dijo. “Lo que están trabajando las
FARC es la batalla política. Allá nunca se habla de ‘postconflicto’,
pero de aumentar la capacidad de la guerrilla a todos los niveles”.
Maturana añadió que en el plan estratégico del grupo es
inamovible el lema “Nunca entregar las armas” y que las FARC se acomodan
a la lucha política o militar dependiendo del gobierno de turno.
“Por ejemplo, [en] los dos gobiernos del expresidente Álvaro
Uribe Vélez (2002-2010), ahí primó lo militar. Ahora con Santos prima lo
político”, explicó. “Para ellos este proceso de paz es una gran
oportunidad para que todo el mundo les escuche su discurso con
detenimiento”.
Con su participación en los diálogos y una continua aparición
en los medios de comunicación, los líderes de las FARC esperan que más
personas en Colombia y en el mundo se unan a su “causa”, mientras en la
selva se arman y se proveen de mejores equipos de comunicación, dijo
Maturana.
Revolución equivocada
Maturana hizo un llamado a la juventud para que no se convenzan de las causas que defienden los grupos armados.
Al ingresar a la guerrilla era un estudiante de ciencias
sociales que buscaba un espacio político para trabajar por la comunidad.
Sin embargo, con el tiempo se encontró con fuertes contradicciones entre el discurso social de las FARC y su proceder.
“Una causa que solo existe en el papel”, completó.
El exrebelde agregó que uno de los temas que más criticó al
interior de la organización fue el consumo continuo de bebidas
alcohólicas por parte de los cabecillas a cargo de los frentes.
Por sus sugerencias sobre cómo generar un ambiente más
organizado y justo dentro del grupo, el cabecilla se convirtió en blanco
constante de amenazas por parte de los comandantes, que lo pusieron en
contra de los jefes del estado mayor.
“Yo viendo que todo eso era injusto y que me señalaban por
inquina, pensé: ‘No señor, hasta aquí me trajo el río, renuncio y hasta
ahí llegué’. Fue cuando me propuse hacer otra vida”, agregó.
El regreso
Consciente de que su vida y la de su pareja correrá peligro
hasta el final, ya que las FARC nunca perdonan una deserción, Maturana
está tranquilo con su decisión de dejar atrás su época de subversión.
En cuanto a sus planes, Maturana explicó que debe primero
asimilar su nueva condición y rol en la sociedad, pero no descarta
trabajar para la comunidad desde su experiencia como politólogo y
educador.
Con el ejemplo de Maturana, el gobierno colombiano ratifica la eficacia de su estrategia de promoción a la desmovilización como medio de lucha contra las FARC.
El exguerrillero llegó a tener más de 500 hombres bajo su mando
y, según el Ejército Nacional, fue responsable por la activación de
minas antipersonales en los departamentos de Antioquia y Córdoba.
Debido a su experiencia como politólogo de la organización,
“el Negro Tomás” había sido propuesto por la cúpula de las FARC para que
formara parte de la mesa de negociación en La Habana.
La desmovilización de cabecillas de la guerrilla es uno de los
golpes más contundentes a las FARC, dijo el capitán Ronal Romero,
encargado de la oficina de planeación estratégica del Grupo de Atención
Humanitaria al Desmovilizado (GAHD) del Ministerio de Defensa.
La reciente deserción del cabecilla del Ejército de Liberación
Nacional (ELN) Irley Collazos, alias “Tigre”, junto a 29 de sus
subordinados, es otra clara evidencia del debilitamiento ideológico al
interior de los grupos armados ilegales, dicen las autoridades.
“Es una tarea de quitarle muertos a la guerra”, dijo. “No
solamente porque le salvan la vida a ese guerrillero y lo saca del
conflicto, sino porque ese guerrillero pudo haber matado a un soldado, o
haber ordenado la activación de un artefacto y matar niños civiles en
una escuela. Entonces no se está salvando una sola vida, se están
salvando muchas vidas”.
Sin embargo, la desmovilización de los cabecillas recibe un
tratamiento especial, pues necesitan más garantías de seguridad por
parte del gobierno.
“Porque ese cabecilla que tomó la decisión ya no es individual,
sino que con su deserción convence a los otros que quedan allá de que
esa lucha no los lleva a ningún camino”, dijo. “Eso nos ayuda a decir
que es una decisión de grupo”.
Como la información que estos cabecillas revelan tras desertar
es fundamental en el enfrentamiento a los grupos armados ilegales, las
FARC están entrenando un comando subversivo especializado para
asesinarlos, dijo Maturana.
“Y así envían un mensaje de advertencia a los guerrilleros que siguen en la selva y están considerando huir”, dijo.
Sin embargo, en lo que va del 2013 se han desmovilizado 55
integrantes del frente 18, al cual pertenecía Maturana. Desde 2002,
cuando inició el programa de desmovilización, se han desarmado 26.704
guerrilleros, según el Ministerio de Defensa.