domingo, 4 de noviembre de 2012

El millonario mormón que va por la Casa Blanca

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El millonario mormón que va por la Casa Blanca

El millonario mormón que va por la Casa Blanca
El candidato republicano Mitt Romney, en un acto de campaña el lunes en Ohio, estado que por su alto porcentaje de indecisos será determinante en estas elecciones.

'Tenacidad' es la palabra clave en la biografía de Romney, un hermético hombre de negocios.

Mitt Romney, el candidato que este martes buscará arrebatarle a Barack Obama la presidencia de Estados Unidos, tiene una condición que, para bien o para mal, ha sido clave a la hora de definirlo ante el electorado: es millonario. De ahí en adelante se podrá decir lo que se quiera de este hombre que nació en Detroit el 12 de marzo de 1947 en el seno de un hogar mormón, una religión sobre la que los estadounidenses en general tienen reservas y prejuicios, por su secretismo y su mayormente abandonada tradición polígama, pero que encarna valores que esta sociedad aprecia demasiado: la devoción por la familia y por el trabajo. (Lea también: Dos ideas muy distintas del papel del Estado)
En ese aspecto, el hogar Romney podría ser el protagonista de esos afiches de los 50 en los que se ilustraba el ideal de la auténtica familia 'americana': Mitt se casó en 1969 con Ann Davies, en su única relación conocida, luego de un flechazo juvenil en los boy scouts. Con ella tiene cinco hijos y 18 nietos. (Lea también: Un duelo entre dos visiones de EE. UU.)
Ann padece de esclerosis múltiple, un mal que la familia ha soportado con estoicismo, y además es sobreviviente de cáncer de mama, algo que no la ha alejado de la campaña ni de su marido, al que permitió que la convirtiera a esa religión siendo muy joven. En medio del misterio que rodea a los fieles de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días -como se llama-, se dice que los padres de Ann no pudieron asistir a la boda por no ser conversos a esta fe, que se dice cristiana pero que tiene su propio profeta: Joseph Smith. (Lea también: Todo lo que está en juego para Colombia)
El cuadro familiar de la tenacidad lo completa su padre, el hombre a quien siempre ha querido emular y que le marcó el camino. George Romney nació en la colonia mormona de Dublán, en Chihuahua (México). (Lea también: No mirar a América Latina es un grave error)
La revolución hizo huir a la familia a EE. UU. Allí fue aprendiz de carpintero y pintor y, sin graduarse de una universidad, llegó a ser jefe de American Motors, gobernador de Míchigan, y contendor -sin éxito- de Richard Nixon por la candidatura republicana en 1968. (Lea también: La gran batalla por el poder en el Senado)
En su autobiografía, No Apology (Sin disculparse), Romney recuerda a su padre diciendo: "La conquista de lo difícil hace fuertes a los hombres".
El hijo buscó el mismo camino: fue misionero de su religión en Francia en los días en que las ideas de mayo del 68 agitaban los corazones jóvenes; se hizo líder de su religión, obtuvo títulos en la Universidad de Brigham Young y estudió derecho y empresa en Harvard. (Lea también: El voto latino: Crucial para Obama)
Comprar y vender empresas
Luego cofundó una financiera llamada Bain Capital, dedicada a comprar y vender empresas quebradas. Algunos de los negocios fracasaron o terminaron en despidos masivos de empleados, algo que Obama le enrostra cada vez que puede. Pero algo quedó: una fortuna de unos 250 millones de dólares.  (Lea también: Estados Unidos va a las urnas sin un candidato favorito)
El siguiente paso en el plan trazado por el ejemplo de su padre era dar el salto a la política. Así, Romney gerenció con éxito los Olímpicos de Invierno de Utah-2002, y eso lo llevó a ganar la Gobernación de Massachusetts. Fue aspirante a la nominación del Partido Republicano en el 2008, campaña en la que gastó una fortuna y perdió ante John McCain.

Los expertos coinciden en que siempre se miró a Romney como alguien de gran inteligencia, pero pésimo candidato. (Lea también: El voto femenino será decisivo)
Sus metidas de pata de campaña fueron habituales, como cuando se filtró su afirmación de que no le interesaban los 47 millones de estadounidenses que dependen de las ayudas del Gobierno. Eso consolidó la idea de que es un capitalista despiadado, una especie de Rico McPato insensible y desconectado.
Pero el primer debate contra Obama cambió todo. Romney avasalló.
"Obama fracasó como líder. Un presidente debe imponer su voluntad en temas claves", les dijo a EL TIEMPO y a otros medios el famoso periodista Bob Woodward, célebre por develar el escándalo de Watergate, que tumbó al presidente Richard Nixon en 1974.
A pesar de que en los sondeos perdió los dos siguientes debates, Romney, el religioso disciplinado y metódico, logró cambiar el paradigma a su favor, y este martes podría convertirse en el primer presidente mormón de la historia de EE. UU., en reemplazo, ni más ni menos, del primer presidente afroamericano. Histórico de lado y lado.
EDUARD SOTO
Editor Internacional

Con invitación del Departamento de Estado de EE. UU.

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