martes, 6 de noviembre de 2012

El reciente episodio cuando un Juez de la República tuteló los derechos del Alcalde de Quinchía por violación al debido proceso

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Fallo político

Mario Vargas Muñoz

El reciente episodio cuando un Juez de la República tuteló los derechos del Alcalde de Quinchía por violación al debido proceso, son una muestra de la politización de la justicia y que definitivamente el servidor público no se le juzga por violación de normas, sino por las conveniencias y favores políticos.

Le correspondió al alcalde Barney Ibarra Arias contratar de su pecunio abogado y demostrar como sus decisiones de carácter administrativo como presidente de la Junta de la ESE Salud Hospital Nazareth se ajustaban al derecho y que no había trasgredido las normas.

Un asunto tan sencillo llevo de manera precipitada y equivocada a dos procuradores (primera y segunda instancia) a proferir fallos contrarios a la ley, sin respetar el debido proceso y un claro objetivo de sancionar a un servidor honesto, de paso desinstitucionalizar un Municipio para favorecer prohijados de políticos corruptos.

El Alcalde a quien no conozco de manera personal, pero si tengo referencias de su hoja de vida y trayectoria en lo público; es un hombre debido a su comunidad y un destacado líder de la Villa de los Cerros. Su éxito en la alcaldía ha sido continuar con el mismo talante y capacidad de gestión que le han distinguido desde siempre. Recibió una Administración con miles de problemas y un hospital inundado de corrupción y politizado. Ahí fue troya.

Tomó las decisiones que todo líder debe tomar ante situaciones de crisis. No se dejo comprar, ni someterse a los chantajes, y por el contrario ordenó una auditoría que ha arrojado resultados sorprendentes. El nivel de corrupción y saqueo de las arcas del Estado es mayor a las especulaciones. Es decir es un funcionario incómodo que había que sacar del paseo. Los amigos de la U del senador Soto, son los más interesados en la convocatoria de nuevas elecciones. Su candidato Ómar González recorre barrios y veredas con el proselitismo promesero de siempre.

El candidato Jhon Jairo Baena de un partido espurio como el MIO, aún no asume el papel de candidato derrotado en las elecciones del año anterior y aboga ante su jefe Octavio Carmona para generar caos y poder cumplir sus sueños de gobernante, algo que no ha ganado en las urnas con la comunidad.
Esta historia de politización de la justicia y pago de favores tiene algo en común con dos personajes cuestionados. Soto y Carmona la llave del poder corrupto de la política regional. Ambos son cercanos al Procurador Perches Giraldo, quien a pesar de ser abogado no conoce las normas y por el contrario produce fallos violatorios del debido proceso.

Tanto así que el Juez Único Promiscuo del Circuito, al amparar los derechos del alcalde, llama la atención por haber sido desoídos sus alegatos e incurrir en la causa) de procedibilidad y grave defecto sustantivo, donde se advierte el deseo de sancionar por encima de las normas.
 

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