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PERIODISTA
Comentario del Director: Excelente la despedida que se le hiciera al ciudadano: CARLOS ALBERTO CARDENAS siendo llamado en vida: GUSPELAO, quien heredo el apelativo de su señora madre, realmente se destaco por ser un hombre pacifico y sin antecedente delictivo, dedicado a lo que le gustaba Narrar y segùn comentarios de calle " PODRÍA SER HIJO DE UN POTENTADO DE PEREIRA" ya que a su señora madre la solían frecuentar determinados personajes locales.
Pero el comentario es otro y mas contundente: Personas como el señor Cardenas, pasan sin pena ni gloria por nuestra Pereira y no les reconocemos en vida sus valores o sus competencias, y mas bien les pagamos con nuestra INDIFERENCIA, no hubo una voz que dijera: ESE CIUDADANO TIENE CUALIDADES Y UNAS COMPETENCIAS DIGNAS DE RESALTAR... TIENE UNA GRAN VOZ PARA CULTIVARLA COMO LOCUTOR, todo por no tener Estudios, respaldo de cualquier ciudadano o simplemente por no poseer abolengos y lo mas grave GRACIAS A NUESTRA INDIFERENCIA, que nos sirva de reflexiòn este lamentable caso, para no dejar que le vuelva a ocurrir a otro semejante, es Bueno y Aplaudible suministrarle a los habitantes de la calle: Alimentos, Vestido, Alojamiento e higiene, pero seria Mejor visto y de mayor impacto, Auscultar sus competencias y recuperarlos con un Empleo Digno.
Pereira dijo adiós al locutor de la calle, al querido Guspelao
Publicado 07/01/2012Los pereiranos se agolparon en la Catedral Nuestra Señora de la Pobreza para despedirse del locutor de la calle, del amigo y el personaje bonachón que se consolidó en ícono de la ciudad.
Con su radio viejo y narraciones ficticias de los partidos del Deportivo Pereira, se ganó el corazón de quien se cruzaba en su camino, por ello aunque a Guspelao no se le conocía más familia que su también fallecida madre y habitante de la calle, Olguita, la Catedral albergó a cientos de personas que lamentan su ausencia.
A la ceremonia asistió el alcalde de Pereira, Enrique Vásquez junto a su esposa y primera dama Lucero Luna, y algunos funcionarios públicos entre ellos José Horacio López, hoy secretario de Agricultura de la Gobernación de Risaralda quien se destacó por ser un amigo cercano de Guspelao y de las pocas personalidades públicas que realmente se preocupó por su bienestar.
"La familia pereirana está hoy huérfana porque dejó un vacío irreparable. Lamentablemente a lo último le dimos la mano a Guspelao", aseguró López. El secretario enfatizó en que esta pérdida no sólo es para la ciudad, sino para el periodismo que no vio en él un diamante en bruto.
"Lo conocí cuando íbamos a pie a ver los partidos del Deportivo Pereira y hacíamos la vaca para poder devolvernos en bus", comentó.
López finalizó su discurso solicitándole al Alcalde una reflexión, "hagamos de Pereira una ciudad donde los indigentes vivan dignamente y usted tiene 4 años para que hagamos una apuesta cívica para la prosperidad de todos los ciudadanos", dijo al Alcalde.
Tarde
A pesar de haber sido conocido por toda la ciudad, a Guspelao la ayuda le llegó demasiado tarde.
Nació, creció y trabajó en la calle frente a la mirada indiferente de muchos funcionarios públicos que no le dieron una solución definitiva a su extrema pobreza. Murió bajo el cuidado de una amiga, Graciela Melchor Fernández, a quien no le quedó otra opción que llevarlo de urgencia el pasado martes al Hospital de Kennedy por su grave estado de salud.
Guspelao la llamaba mamá porque ella fue quien le brindó un hogar cuando le dieron de alta en el mismo hospital hace más de un mes.
La mujer que vende dulces frente a la Gobernación de Risaralda lo llevó para su casa con el objetivo infructuoso de que pudiera recuperarse de un estado de desnutrición avanzado, afecciones respiratorias e intestinales.
"Lo conocí en la calle cuando narraba los partidos de fútbol y los eventos que había en Pereira como las elecciones y las Fiestas de la Cosecha, le brindé alojamiento porque era una gran persona y estaba muy enfermo, hubiera sido muy cruel dejarlo dormir en la calle", comentó Melchor Fernández.
Esta pereirana expresa que su tranquilidad radica en que Guspelao sintió la felicidad de un hogar en sus últimos días de vida, "varias personas quisieron llevarlo a un hogar de paso, pero él se negó porque decía que en esos lugares se encontraban muchos ladrones y viciosos", señaló.
Melchor Fernández nunca olvidará el primer día que Guspelao amaneció en su casa "salió al patio con los brazos extendidos y le dio gracias a Dios por permitirle dormir bien".
Hoy Guspelao se encuentra en compañía de su madre transmitiendo desde el cielo.
Hoy Guspelao se encuentra en compañía de su madre transmitiendo desde el cielo.
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