domingo, 4 de noviembre de 2012

Ya no hay guardián en la heredad (EDITORIAL DIARIO DEL OTUN)

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EDITORIAL


Ya no hay guardián en la heredad

Queda una vez más ratificado, con la investigación que le abrió la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes al hoy Fiscal General de la Nación, que los dueños de la Empresa de Energía de Pereira no vinieron a la ciudad a salvar la empresa, ni a mejorar el servicio, ni a hacer las inversiones que esta necesita para ampliar su cobertura, sino a saquearla y a llevarse en el menor tiempo posible los pocos pesos que invirtieron en su compra.

Así lo demuestra, entre otras muchas cosas, una serie de contratos innecesarios y costosos que han hecho como los de compra de energía o el que se hizo con el doctor Montealegre por más de 400 millones pesos y que, según el informe del Contralor Municipal de Pereira, constituyó un presunto detrimento patrimonial para la empresa porque no solo era innecesario pues su objeto ya había sido atendido por otros contratos, sino que no fue cumplido a cabalidad.

Desde la llegada de los nuevos socios se ha evidenciado un afán desmesurado de hacer millonarios contratos que la empresa no necesita, con objetos indefinidos e indeterminados y con personas que más parecen mandaderos de aquellos, con el propósito de desangrarla, de llevarse los recursos que capitalizaron y que debían estar destinados a inversión, y en no pocas veces de servir de caja a otra de sus ya conocidas andanzas empresariales.

Ahora si se explica por qué la negativa reiterada de la nueva gerencia de la empresa a dejar que la Contraloría Municipal cumpla con su función fiscalizadora, a dar información sobre sus oscuras operaciones y a entregar la documentación que se le ha pedido. Claro, con semejantes embuchados es mejor que nadie entre.

Lo más triste es que tanto el exalcalde Israel Londoño como el alcalde Enrique Vásquez  han conocido a tiempo estos atentados contra la salud financiera de la empresa y los intereses de la ciudad, y ninguno de los dos ha hecho nada para evitar que a la empresa la desangren en las narices y a los ojos de todos. Y peor todavía, que los miembros que representan los intereses de Pereira en la Junta Directiva han guardado y siguen guardando silencio cómplice con las cuestionadas actuaciones de unos administradores a los que no les duele la empresa, ni la ciudad, porque fueron mandados de Ibagué a esquilmarla y aniquilarla.

Cuando la última gerente pereirana que tuvo la empresa, renunció, dijo en su carta que se iba antes de acceder a las presiones para que firmara el contrato con el doctor Montealegre por más de 300 millones y para que hiciera un contrato de compra de energía a uno de sus socios, por una millonaria cifra, sin el lleno de los requisitos contractuales, pero a pesar de haberlo advertido, a los pocos días el nuevo gerente hizo ambos contratos sin que hubiera una sola voz pereirana en la junta que siquiera preguntara, porque lo que quedó en evidencia fue un claro detrimento patrimonial para la empresa y para la ciudad.

Da dolor decirlo, pero en la heredad ya no hay guardianes y a los que se les encargan responsabilidades como estas se dejan manosear de cualquier mercachifle que aparece, o la negocian por cualquier pírrico aporte a la campaña política del momento, o lo que es peor, se dan vuelta para no asistir al más descarado robo a la ciudad.

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